29 de julio de 2008

Como se construyó el uribismo

OCTAVIO QUINTERO
oquinteroefe@yahoo.com
29-07-08

Se pregunta el columnista Forero Tascón de El Espectador el pasado 28 de julio “¿Cómo se construyó el uribismo?”, y a renglón seguido se arma un cuento entre sociológico y político, fácil de ingerir por su potabilidad sintáctica pero difícil, muy difícil de digerir por los viscosos grumos que envuelven su razonamiento.
Como Forero Tascón no empieza por el principio, parece necesario que alguien le haga el introito. Si me permite, yo le podría aportar lo siguiente:
Quienes crean que el uribismo comenzó a formarse a partir de 2002 cuando accedió a la presidencia Álvaro Uribe Vélez, ignoran, unos de buena fe y otros porque les interesa ocultarlo, que Uribe llega a la presidencia tras una combinación de todas las formas de lucha entre la que se destaca la acción violenta, criminal y devastadora del paramilitarismo.
Esa que es la génesis del uribismo en Colombia no aparece por ninguna parte referenciada en la columna de Forero Tascón porque, precisamente, los apóstoles del testamento uribista tienen como misión eterizar el análisis de incómodas reflexiones morales.
Todo el proceso de Uribe como político y gobernante fue de entraña insondable hasta que, buscando desde la Presidencia el perdón y olvido de todos los colombianos hacia sus secuaces a través de la “Ley de Justicia y Paz”, que así se tituló en su presentación inicial al Congreso, la sociedad civil le metió el principio de verdad y reparación, a partir del cual comenzamos a saber lo inconfesable de la plataforma que se montó para tomarse el poder a sangre y fuego en cabeza de un politicastro proclive al capitalismo transnacional y aupado por la dominante estirpe castrense.
Uribe es, pues, un híbrido de las dictaduras de atrás de los 80 en Latinoamérica que se establecían para saciar las ansias de los militares poshitlerianos y preservar las riquezas y los bienes malhabidos de las élites criollas. Uribe es un dictador, no ya de verde oliva y charreteras como en el pasado (y un tanto nacionalista, que era lo pasable), sino de corbata, cuello blanco y globalizado que es lo más malo.
A partir de este prototipo, todo es fácil en un país presidencialista por historia y arribista por necesidad. El poder que emana de la Presidencia hace que todo el que quiera entrar al círculo de la ‘high ligth’, tenga que tragar entero; y todo el que quiera de la torta, aplaudir primero al elegido.
Este es un esquema que se esparce a lo largo y ancho del espectro nacional tanto en la vida pública como privada y familiar, pues que, también tenemos históricos ejemplos de arteros testadores y audaces herederos como el que por años se debatió en torno a El Tiempo y la forma como el ex presidente Eduardo Santos quería distribuir la propiedad accionaria del periódico y finalmente como quedó en manos de Hernando Santos en episodios novelescos que hablan hasta de la enajenación medicada del testador para manipularle su última voluntad en hechos que involucran a lúcidos y lucidos columnistas, con puesto propio en la más inmediata historia que se abrirá en Colombia tras su muerte.
Mantener el estatus de este esquema, también es fácil: basta apelar al arte de mentir en que son especialistas ciertos pontífices de los medios de comunicación que lo son en gracia a que están dentro del círculo por tragar entero y participan de la torta porque son como las porristas en el fútbol que gritan, aplauden, bailan y agitan sus pompones porque para eso las reclutan y pagan, independientemente de que su equipo ande jugando mal y perdiendo el partido.
Es bien interesante, por lo sibilina, la teoría del sabiondo de Forero Tascón. Dice, por ejemplo, que (…) “La explicación para esa situación puede ser que el uribismo adoptó la fórmula de la derecha norteamericana, de recurrir a los valores. Porque la propuesta uribista consiste en un relato sobre la problemática del país y sus soluciones, cargado de los valores predominantes en la sociedad colombiana” (…)
Es decir, si mal no le entiendo: el pueblo colombiano es uribista porque la problemática del país es la guerrilla y su solución es el exterminio a cualquier costo, que es lo que adelanta el gobierno de Uribe en estos momentos en tal forma y manera que poco a poco nos hemos ido dando cuenta que aquí, en un país católico por excelencia, con un presidente que alardea de su devoción, al punto de atribuirle sus éxitos guerreristas a la Divina Providencia (como el sicario a la Virgen), hemos perdido, en aras de esa propuesta uribista el valor moral emanado de San Agustín de que el fin no justifica los medios.
En un país, que también se jacta de tener la democracia más antigua de Latinoamérica, hemos registrado en poco menos de un año una invasión a un país amigo por la cabeza de un guerrillero; le hemos concedido recompensa de varios miles de millones de pesos a un asesino por entregarnos la prueba reina de la muerte de su jefe, una mano entre una bolsa; y hemos suplantado la cruz roja y plagiado un logo-símbolo de una cadena de noticias para lograr la liberación de unos secuestrados que pudieron haber recobrado su libertad mucho antes y con menos riesgos.
Vaya, vaya, vaya los valores que nos ha descubierto Uribe y que nos permite percibir el columnista de marras al explicar por qué este presidente ha logrado hacerse rodear de inmensa masa de seguidores que ha llegado a sobrepasar el 90 por ciento de una población sutilmente seleccionada por los encuestadores, y que los medios, que ya no son emisores de noticias, y ni siquiera de opiniones inteligentes, sino repetidores de mensajes subliminales, en tantas y diversas formas como la imaginación permita, le han hecho creer a la gente que se trata del 90 por ciento de 45 millones de habitantes que tiene Colombia.
Entre las muchas críticas que en El Espectador ha recibido esta columna de Forero Tascón, una me parece a lugar y con ella cierro:
“El uribismo tomó vuelo gracias a los paracos. El uribismo es la exaltación de antivalores como la corrupción, el paramilitarismo y el narcotráfico. El uribismo es el resultado de una amalgama de malhechores”: Anacleto Godoy (así firmó).

Síntesis
Dejando claro el origen del uribismo que nadie con razón podría refutar, lo que resultaría interesante seguir pespuntando en el debate académico es el origen de la popularidad del presidente Uribe.
De mi cosecha, me remito al esbozo muy superficial que hice como inquietud intelectual en la columna “De la emoción dirigida”, acogida por varios medios virtuales, entre ellos, “Elementos de Juicio” del ex magistrado, José Gregorio Hernández y, “Aporrea”, el portal que para bien de la libertad de expresión orbita desde Venezuela.
Allí sostengo que la popularidad de Uribe se debe a que todas sus encuestas se hacen sobre opiniones emotivas en caliente que le son favorables, como por ejemplo (¡y por Dios!), preguntarle a los colombianos si están de acuerdo con la liberación de Ingrid o no; y hacer coincidir la obligada respuesta afirmativa con un aplauso al gobierno y no a la feliz circunstancia de la persona liberada.
Con la misma metodología, pero en circunstancias que le sean adversas, podría bajarse a cero la popularidad de Uribe si, por ejemplo, las encuestas se adelantaran en medio de las operaciones de toma de empresas publicas en que las fuerzas militares y de policía irrumpen en las noches a desalojar a los trabajadores para al siguiente día liquidarlas y posteriormente privatizarlas. Y como el anterior, ene mil casos más del mismo corte pudieran ejemplificarse.
Pero más contundente que ese argumento de la emoción dirigida, me parece la estadística que sobre la popularidad de Uribe encontré en los valiosos e importantes comentarios que a diario, día tras día, siete días a la semana, 30 días al mes y 360 al año, nos hace llegar a través de Internet, el coordinador de Columnistas Libres, Rodrigo Jaramillo.
Ese comentario, suscrito por Esperanza Márquez M. que como ella misma dice va en dirección a responder la inquietud del columnista Antonio Caballero en su artículo de Semana (03-26-08) sobre el origen del 84% de la popularidad de Uribe, nos revela que “matemática y estadísticamente es imposible que Uribe Vélez tenga un 84% de popularidad. Una afirmación en este sentido es una absoluta falacia”.
Por supuesto, si tomamos un 84% de 45 millones de habitantes nos encontramos con que cerca de 38 millones de colombianos son uribistas, es decir, casi 11 millones más que el total de ciudadanos cedulados, lo que nos estaría indicando también que iríamos a encontrar en ese universo a una gran cantidad de niños y niñas políticamente precoces capaces de distinguir, evaluar y preferir el discurso de Uribe a cualquier otro razonamiento en contrario.
Lo que debemos descubrir en la información es la manipulación de la encuesta y sus consecuencias.
Primero, el encuestador tiene un universo de encuestados con reflejos condicionados hacia Uribe y su discurso, como por ejemplo, esos a quienes premeditadamente se les ha hecho creer que el único problema de Colombia son las Farc y su solución pasa por el extermino de los guerrilleros, a cualquier precio.
Ese universo, como con frecuencia puede verse en la ficha técnica que anexan al resultado en letra microscópica cuando es impreso, o pasa a la velocidad de la luz en las pantallas de la TV, son siempre entre mil o dos mil personas de distintas edades, sexos y capas sociales. Es decir, en el mejor de los casos, ese 84 por ciento no pasa de ser un número de 1.700 personas en vez de los 38 millones que subliminalmente nos enchufan y dejamos embutir por entre los ojos y oídos los mas media.
Segundo, una bola de nieve de tal magnitud puesta a rodar e impulsada por Gran Hermano, hace que en un país “presidencialista por historia y arribista por necesidad”, en los términos antes descritos, todo el mundo quiera subirse al carro de la victoria dando como resultado que una mentira mil veces repetida pueda con el tiempo quedar convertida en una realidad que atrapa, asfixia, incomoda, huele mal pero resulta cierta e inevitable.

Ecuador: nueva Constitución

Vea texto oficial en:


http://www.asambleaconstituyente.gov.ec

Alai-amlatina


Con 94 votos a favor y 32 en contra, la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) aprobó este 24 de julio un proyecto de Constitución que incluye importantes avances sociales y políticos y deberá ser aprobada o reprobada en un referendo que se llevará a cabo el próximo 28 de septiembre.

La nueva Constitución, que ha sido fruto de un trabajo de ocho meses en la que han participado con sus propuestas centenares de grupos organizados y personas, recoge en lo fundamental la aspiración de superar el modelo neoliberal impuesto con la Constitución de 1998 que sumió al Ecuador en una profunda crisis. (1)

La nueva Constitución fue aprobada por Alianza País, el Movimiento Popular Democrático, Pachakutik y cuatro independientes que pertenecían al Partido Sociedad Patriótica (PSP) que dirige el ex- presidente Lucio Gutiérrez, que encabeza la oposición de derecha. Se opusieron el Partido Social Cristiano, el Partido Renovador Institucional Acción Nacional (PRIAN) (que encabeza el magnate bananero Alvaro Noboa), el PSP y los movimientos UNO y Futuro Ya.

Este viernes 25 de julio en la Ciudad Alfaro, ubicada en Montecristi, a 390 kilómetros al occidente de Quito, se realizó el acto de entrega del proyecto de Constitución.

La vicepresidenta de la Asamblea, Aminta Buenaño, al depositar la Constitución en manos de un grupo de niños, dijo: "hemos escrito una Constitución pero ustedes la harán realidad, esta Constitución es de ustedes, pero para que ustedes la continúen, para que escriban la poesía de la verdad, de la justicia, de la equidad. Tienen aquí los lápices para que redacten la más bella historia del país, con un borrador para que borren los errores del pasado, la partidocracia, la corrupción, la ineficiencia, la desigualdad distribución de la riqueza, las equivocaciones propias y ajenas".

El presidente Rafael Correa, por su lado, destacó que el proceso de cambio que vive el país ha sido "esencial y ampliamente democrático, participativo, incluyente" y que los anhelos de millones y millones de ciudadanos que apoyaron decididamente los ejes de la revolución ciudadana tienen que respetarse". Recordó también que en la consulta ciudadana, el pueblo se pronunció abrumadoramente en la consulta popular de abril de 2007, con más del 80 por ciento de los votos, por esta Asamblea Nacional Constituyente, sin embargo "los tristes voceros de la oligarquía siguieron manteniendo sin asomo de vergüenza, sin sangre en la cara, su oposición a todo lo que significara cambio".

Mientras los asistentes al acto gritaban "si se pudo", el Presidente de la Asamblea Constituyente, Fernando Cordero, señaló que "esta Constitución es una casa de aire, tierra, agua, fuego, porque se ha edificado con la mirada en nuestra tierra ecuatoriana y universal, cuidando el planeta y su sostenibilidad para que las generaciones del presente y el futuro la disfruten", agregando que "esta nueva Constitución, lo podemos decir sin temores ni tapujos, de la Tierra, también del agua, porque además de consagrar el derecho del agua como un derecho fundamental hemos hecho de la construcción de la Constitución un ejercicio de transparencia, aquí a nadie se le perdieron las actas, todo está grabado, todo está registrado, todo queda certificado para que a nadie se le confunda la historia".

Aspectos novedosos

No se trata de una constitución de corte socialista, pero recoge una serie de aspectos novedosos y progresistas que, de entrar en vigencia, permitirán dar un paso adelante para superar las inequidades, discriminaciones e injusticias que aun se mantienen como rezagos del viejo país.

Los 444 artículos y las 30 disposiciones transitorias que contienen el documento merecen una lectura y un análisis detallados, pero al paso, queremos destacar algunos: el régimen del buen vivir (sumak kaway), los derechos de la naturaleza, la soberanía alimentaria, la declaratoria del Estado como plurinacionalidad y el reconocimiento del kichua y el shuar como "idiomas oficiales de relación intercultural", el reconocimiento de los derechos de las personas y grupos de atención prioritaria, los derechos al agua y a la comunicación, entre otros.

En la Constitución aprobada por la ANC se establece una nueva forma de inserción internacional del Ecuador priorizando la integración latinoamericana, la no cesión de la jurisdicción del Estado en los tratados e instrumentos internacionales a instancias de arbitraje internacional (lo que debe llevar, por ejemplo, a una ruptura con el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones, CIADI, del Banco Mundial), reglas soberanas para el endeudamiento externo.

Respondiendo a un clamor nacional, en la Constitución se ha recogido el principio de que el Ecuador es un "territorio de paz y que no se permitirá el establecimiento de bases militares extranjeras ni de instalaciones militares extranjeras con propósitos militares" (art. 5). Con ello, nunca más el país tendría una base como la que instalaron los militares estadounidenses en la ciudad de Manta y que debe salir en el 2010.

Asimismo, en la Constitución se establece el "régimen del buen vivir" (sumak kaway) como un "conjunto organizado, sostenible y dinámico de los sistemas económicos, políticos, socio culturales y ambientales" que permitirán que los derechos se hagan realidad. Este capítulo comprende la inclusión y la equidad social, educación, salud, hábitat y vivienda, cultura, cultura física y tiempo libre y comunicación.

Es novedosa, igualmente, la incorporación en la Constitución de la naturaleza como sujeto de derechos. El artículo 71 textualmente señala: "La naturaleza o Pachamama, donde se reproduce y realiza vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos".

En el campo de la comunicación no solo se reconoce el derecho a la comunicación, como ya establecía la Constitución de 1998, sino que se establece el acceso igualitario al espectro radioeléctrico para fundar medios privados, públicos y comunitarios, la creación de un sistema de comunicación y la obligación del Ejecutivo de crear una comisión que haga una auditoría de las concesiones de las frecuencias de radio y televisión.

Discrepancias y dificultades

El proceso de elaboración del texto constitucional no estuvo exento de pugnas y dificultades y errores metodológicos.

El procesamiento de las 3500 propuestas presentadas por gremios, gobiernos seccionales, instituciones, etc. y de las conclusiones de decenas de foros temáticos y territoriales fue un asunto complejo para las 10 mesas de la Asamblea que trabajaron el articulado de la Constitución.

Pero las dificultades mayores surgieron en el bloque de Alianza País donde se manifestaron discrepancias en torno a temas como el consentimiento previo para la explotación de los recursos naturales, el reconocimiento de los derechos indígenas como la plurinacionalidad y el kichua como idioma oficial, etc. Las cabezas visibles del impasse fueron el asambleísta Alberto Acosta, quien defendía las agendas de los movimientos sociales, y de otro lado el Presidente Rafael Correa que defiende su proyecto ciudadano llegando incluso a hablar 20 asambleístas "infiltrados" en Alianza País y que "el mayor peligro para nuestro proyecto de país" es el izquierdismo, el ecologismo y el indigenismo infantiles.

Desde sectores de derecha, que ya han empezado la campaña por el NO, se ha señalado que la Constitución concentra demasiando poder en el Ejecutivo, primando, además, una visión cortoplacista en el sentido de favorecer la gobernabilidad del actual régimen de Rafael Correa. Estos mismos sectores, acolitados por los grandes medios que estuvieron siempre atentos a desprestigiar la Asamblea Constituyente, destacando solo sus aspectos negativos o anecdóticos. Casi nunca siguieron o recogieron el contenido o el alcance de los debates sobre los temas de fondo, centrándose en aspectos emocionales y controversiales como el aborto o la homosexualidad.

Los medios dieron grandes espacios a los asambleístas del bloque minoritario de la derecha quienes fueron profusa y repetidamente entrevistados, especialmente en la televisión.

Cabe indicar, sin embargo, que en algo contrarrestó la campaña mediática de desprestigio y desinformación, el canal público TV Ecuador, recientemente creado, que transmitió en vivo y en directo las sesiones de la Asamblea Constituyente.




La Asamblea ecuatoriana aprobó la nueva Constitución


La nueva Constitución fue diseñada en un proceso de debate que llevó más de ocho meses de asamblea.

Ahora deberá ser aprobada por la población en una consulta que está prevista para el próximo 28 de septiembre.

El texto será remitido al Superior Tribunal Electoral que resguardará la nueva carta política hasta la fecha de la votación.

Durante la jornada de aprobación que duró más de diez horas, hubo críticas a la nueva constitución tanto desde la izquierda como desde la derecha.

Los integrantes de Red Ética y Democracia (RED) que apoyaron al oficialismo durante todo el proceso, se reservaron el voto en el momento final.

Desde esa bancada criticaron los poderes que se otorgan al Ejecutivo y que la nueva carta en lugar de garantizar la Soberanía Alimentaria, sólo la promoverá.

Mientras tanto, desde la oposición, se criticó el nuevo texto acusándolo de abortista y de promover la "mariconada".

Muchos de los asambleístas de la oposición aplaudieron esas palabras de pie.
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Ecuador:
Los 444 artículos
de Montecristi


Rubén Martínez Dalmau

Rubén Martínez Dalmau es profesor de Derecho constitucional en la Universitat de València.

mailto:martinezdalmau@gmail.com



Ciudad Alfaro no es propiamente el nombre de una ciudad, sino de un complejo de medianas proporciones construido para el funcionamiento de la Asamblea Constituyente ecuatoriana.

Se encuentra en la ladera de un monte a lo alto de Montecristi, Manabí, a un puñado de kilómetros de la base de Manta que Mahuad cedió a los norteamericanos hace diez años.

La elección de Montecristi como sede de la asamblea no fue casual; en esta pequeña ciudad, a la que muchos turistas se acercan para comprar los originales sombreros Panamá, nació a mediados del siglo XIX Eloy Alfaro, dos veces presidente de Ecuador, héroe de la revolución liberal ecuatoriana, y emprendedor de la modernización del país contra las oligarquías más conservadoras.

No en balde lo mataron y arrastraron su cuerpo por Quito hasta incinerar lo que quedaba de él en el parque del Ejido. En estos momentos, los restos de Alfaro reposan en un mausoleo construido junto a las instalaciones de la asamblea. La forma del mausoleo rememora el vuelo del cóndor.

El busto de un Eloy Alfaro de facciones serias que preside la sala de plenos de la Constituyente ha observado durante estos ocho meses, con ojos escrutadores, cómo se iba desarrollando un proceso que durante la noche del 24 de julio, fecha del nacimiento de Bolívar, ha llegado a su fin: la aprobación de una propuesta de Constitución, que votará dentro de algunas semanas el pueblo ecuatoriano.

Como cualquier proceso constituyente plenamente democrático, ha sabido sortear sus no pocos momentos de dificultad. El resultado: un Preámbulo, 444 artículos, 30 disposiciones transitorias, una derogatoria y una final.

Los asambleístas cercanos al Presidente Correa, uno de los principales impulsores del proceso, levantaron banderas y gritaron “¡sí se puede!” al conocer los resultados de la votación final: duplicaron por tres los votos negativos de la oposición.

Al menos, cabe reconocer que ésta se mantuvo firme durante todo el proceso, a diferencia de la boliviana que, el pasado año, optó por abandonar el foro democrático e irse.

¿Qué es lo que se puede, de aprobarse esta Constitución? Se puede, entre otras cosas, contar con uno de los catálogos de derechos más extensos del mundo, con sus garantías minuciosamente detalladas para hacerlos efectivos, y convertir a la naturaleza en sujeto de derechos.

Se puede avanzar en el Estado constitucional que el mismo texto define, con mecanismos de democracia participativa de las que ya quisiéramos poder disfrutar en otras latitudes, como la destitución del Jefe de Estado por votación popular.

Se puede observar la presencia de reivindicaciones tan necesarias en América Latina, como el derecho al agua, a la alimentación, o los propios de los pueblos indígenas, o la existencia de disposiciones de avanzada, como la prohibición de discriminación de las personas portadoras de VIH, los derechos de las mujeres embarazadas, los discapacitados, los adultos mayores…

Se puede, en definitiva, resaltar que el buen vivir, traducción criolla de los términos quechuas sumak kawsay, es el objeto fundamental del poder público. La legitimidad del Estado no es sólo por su origen, sino por sus actos; una versión andina de aquella libertad civil superior rousseauniana que quedó tan desvirtuada en Europa después del fracaso de los principios con que se fundamentaban las revoluciones liberales.

El lector poco iniciado puede asombrarse sobre ciertas ligerezas en el lenguaje del proyecto de Constitución de Ecuador. Cabe advertirle, para facilitar una lectura sin tropiezos, que el proyecto es fiel continuador de la corriente iniciada en varias constituyentes latinoamericanas de la última década y media que incorporan, como la ecuatoriana, el lenguaje de género -la utilización del femenino junto al masculino en los sustantivos-, la reglamentación detallada de muchas de las funciones del Estado, la división poco ortodoxa de los títulos y capítulos, ciertas contradicciones propias del esfuerzo no siempre perfecto de sintetizar las avalanchas de propuestas -lo que no ocurre en las constituciones de las élites-, y la retórica constitucional que convierten a determinados artículos en un párrafo de manual de sociología más que en una norma jurídica.

Son circunstancias que desaparecen al entrar en familiaridad con lo que se hizo en Colombia en 1991, en Venezuela en 1999 o en Bolivia el pasado año.

El nuevo constitucionalismo latinoamericano se basa justamente en eso: en ser reflejo detallado y comprensible de las ansias del pueblo, y útil a sus necesidades, y erradica el misticismo léxico de los expertos y los intereses excluyentes de las élites.

Una Constitución que no pueda ser apropiada por el pueblo no puede en estos tiempos, por esencia, ser una Constitución democrática. No nos sorprenda, por lo tanto, que durante una lectura detallada del texto, entre artículo y artículo, nos encontremos, junto con la prohibición de la propaganda política en vallas publicitarias, el incentivo de las ciclovías como forma alternativa de transporte terrestre o la garantía de un acceso perpendicular a las playas.

Todo eso, claro, en 444 artículos, más de cien páginas cuya lectura puede hacernos una idea de hasta qué punto está en proceso un cambio de paradigma en el constitucionalismo.

Con este proyecto de Constitución, Ecuador da un paso firme en el avance hacia la emancipación. Una vez más se ha demostrado cómo los procesos constituyentes en América Latina están sirviendo de mecanismos de emancipación y quiebres radicales con sistemas anteriores, que vivían de espaldas al pueblo.

La Constitución de Montecristi no es, desde luego, cualquier cuerpo jurídico de disposiciones aburridas. Léanla y decidan por ustedes mismos.

Y se aceptan pareceres acerca de dos preguntas que flotan en el aire; la primera, sobre cuál será el siguiente país que, como Ecuador, esté convencido en dar un paso adelante con su proceso de reforma democrática.

La segunda, respecto a qué pasará cuando los norteamericanos, cómodos con su presencia en Manta, lean en uno de los 444 artículos del proyecto de Constitución que se prohíbe en Ecuador la presencia de bases militares extranjeras.
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14 de julio de 2008

Los extremos se tocan

OCTAVIO QUINTERO
oquinteroefe@hayoo.com
14-07-08

El nuevo Chávez y los dos Uribes fueron sendas columnas suscritas este fin de semana por dos importantes columnistas de la prensa colombiana: Rodrigo Pardo, director de Cambio y el ex ministro Rudulf Hommes, en varios medios regionales, entre ellos, El Colombiano de Medellín.
Yo estoy muy confundido con las expresiones y contenido de la reunión Uribe-Chávez de la semana pasada en Punto Fijo, estado de Falcón (Venezuela). En el campo ideológico, pues, ni se diga. No puedo entender cómo puedan asociarse proyectos tan diametralmente opuestos como el Socialismo del Siglo XXI del presidente Chávez y el neoliberalismo a ultranza del presidente Uribe; en el campo económico, menos, y por lo dicho atrás: habría que pensar en pedazos de inversión de un mismo proyecto binacional que se adelantara con dineros del Estado en Venezuela y de la empresa privada en Colombia, para conservar los diferentes modelos de uno y otro país.
Por esto me llamó la atención que estos dos columnistas se ocuparán de analizar las personalidades de los dos presidentes, más allá de sus expresiones ideológicas que los han llevado a insultarse de lo más lindo, como nunca antes homólogos colombo-venezolanos lo habían hecho en el pasado, incluyendo las muy profundas diferencias que personal, epistolar y por interpuestas personas sostuvieron Bolívar-Santander.
Estaba pensando que tal vez los presidentes Chávez-Uribe comparten un mismo afán dictatorial, en los términos de las dictaduras modernas que se adelantan no con las armas sometiendo a los contrarios sino con encuestas hipnotizando a la plebe.
Me abstenía de expresarlo por parecerme, de pronto, una posición muy radical de mi convicción ideológica. Pero leyendo a Pardo-Hommes, ahora no me cabe la menor duda de que los extremos se tocan en aquellas cosas prácticas en que sus contactos les sirven para satisfacer sus apetitos personales.
Pardo dice en la revista Cambio que Chávez “se está reinventando para superar uno de los momentos políticos más adversos de sus casi diez años de ejercicio del poder; y Hommes dice que el Uribe que estuvo en Venezuela “no es el mismo que opera en Colombia. El de acá es beligerante, no es flexible y no está tan dispuesto a aceptar los gestos conciliatorios de sus adversarios. Con ellos se muestra implacable (…). También es posible que Uribe sienta que se debe a su público, que el pueblo que lo respalda espera que actúe así y por eso el Uribe de allá es obsecuente y el de aquí imperial”.
Tan imperial, agregamos nosotros, que no pasaron 12 horas de su jovial encuentro con Chávez sin que llegara a Colombia a gañir que si tenía que gastar el 100 por ciento del presupuesto nacional para liquidar a las Farc lo haría con tal de borrar del mapa de Colombia a esos terroristas.
¿Podríamos concluir que la amabilidad entre Chávez-Uribe en Punto Fijo, más que un cierre de página, es la necesidad de dos extremos que persiguen un mismo fin? Yo creo que sí. Y en ese entendido, me siento defraudado, porque si entre ambos se dan oxígeno para perpetuarse en el poder, ello quiere decir que en el medio quedan unos pueblos emotivos más que racionales que no les importa distinguir de qué color es el gato, con tal que cace ratones.
Pienso, finalmente, que las buenas relaciones que dicen haber abierto en el libro de la historia no pasan de ser una pompa de jabón que explotará al primer pinchazo de, por ejemplo, el ministro de Defensa colombiano que habla con alfileres en la boca cuando de Chávez le gusta despotricar.

3 de julio de 2008

“Y las aves se van cuando hace frío”

OCTAVIO QUINTERO
oquinteroefe@yahoo.com
03-07-08

A raíz de los comentarios que hice y acogí de la corresponsal costarricense, Leda Méndez, bajo el título “En Costa Rica se cuecen habas” (ver, http://misxxi.blogspot.com), me escribe Mayra Romero Agüero (hiroromero@hotmail.com) poniéndome en conocimiento de la renuncia que ha presentado al otrora glorioso Partido Liberación Nacional (PLN), y de paso a la presidencia del comité de América Latina y el Caribe de la Internacional Socialista, el veterano dirigente de Costa Rica, Rolando Araya Monge.
Como dice mi nueva corresponsal en ese país, más que opinar sobre la renuncia de Araya Monge, lo que sigue es sacar nuestras propias conclusiones sobre las denuncias que hace en torno a la corrompida administración del indigno Nobel de Paz, Oscar Arias, y la caterva de secuaces que ha conformado para descuadernar a Costa Rica y entregársela a precio de gallina vieja al capitalismo transnacional y salvaje del Imperio y sus esbirros.

Leamos y veamos, pues:

Atenas (Grecia), 1 de Julio de 2008.
Sr. Luís Ayala
Secretario General de la Internacional Socialista
Presente

Querido amigo y compañero:

Te envío este mensaje como testimonio de mi decisión con respecto al Partido Liberación Nacional y, en consecuencia, sobre mi participación en la Internacional Socialista.
Hemos compartido esta hermosa experiencia a favor de la humanidad por más de treinta años. Agradezco el honor de haber sido Vicepresidente de la Internacional por varios períodos y haber participado en importantes comisiones. Conozco las presiones que has recibido del Partido Liberación Nacional, pero yo fui nombrado por los partidos de la región como Presidente del Comité de América Latina y el Caribe, y por ese motivo, he podido mantener mis responsabilidades hasta este momento. Como bien sabes, tengo respaldo para reelegirme en el cargo, pero eso implica que yo deba permanecer en Liberación Nacional, y como te explicaré, mi conciencia me obliga a separarme de este partido.
En este momento, tan crucial en mi vida, después de más de cuatro décadas de servir en lo que fue la causa liberacionista, reivindico el hecho de que el PLN logró una impresionante obra en favor del pueblo de Costa Rica. Me resulta difícil encontrar otro partido en América Latina que pueda contabilizar semejantes logros. Siento orgullo por mi modesta participación en esas luchas. Sin embargo, de aquellas ilusiones ya no queda nada.
Cuando un partido entrega sus principios, empieza su decadencia. Cuando pierde su ética, empieza su destrucción. Liberación Nacional, cuya bandera estuvo en manos del pueblo por décadas, es ahora el instrumento más importante de la hegemonía oligárquica que ha instaurado el actual Gobierno. La irrupción del neoliberalismo y la crisis de las ideas socialdemócratas afectaron al Partido desde hace veinte años. Desde la anterior administración de Oscar Arias, se empezaron a atacar los programas que habían probado su eficacia en la realidad costarricense. Y en esta etapa, después de un atropello a la Constitución Política, realizada a través de una maniobra judicial, Arias regresa al poder, y desde ahí, monta el desmantelamiento de la obra del Partido, plantea un viraje hacia los objetivos del capitalismo salvaje, y recurre a toda clase de arbitrariedades para lograr sus propósitos.
El pueblo de Costa Rica, virtualmente indefenso, se enfrentó a la más colosal maquinaria de poder jamás vista para imponer el TLC con Estados Unidos. En efecto, el Gobierno logró conjuntar al Poder Legislativo, al Poder Judicial, al Tribunal Supremo de Elecciones, a las Cámaras empresariales, a los medios más poderosos de prensa, radio y televisión, a las empresas transnacionales y hasta la Casa Blanca. Y aun así, tuvieron que atropellar los procedimientos democráticos más arraigados en Costa Rica, para ganar el Referendo por una mínima diferencia. Hubo compra de conciencias y de votos. La herida al sistema institucional sólo podrá sanar mediante el rescate de la auténtica vía costarricense, y esto implica atajar los planes de la cúpula de negocios que ha llegado a convertir sus intereses en ideología política.
Quienes se adueñaron del Partido lo prestaron como un ejército mercenario. Con dineros transnacionales pagaron el trabajo de dirigentes en todo el país, pues no habían logrado que surgiera ningún voluntariado a favor de tal propósito. Muchos liberacionistas se sintieron avergonzados ante tanta dignidad del pueblo que afrontó el desafío. Pero la bancarrota moral ha aniquilado ya el espíritu de aquel partido.
En realidad, ya no hay partido. No queda nada del movimiento fundado en 1951. No hay más actividad que la de órganos legales, constituidos en su mayoría por allegados y funcionarios del Gobierno. Un reciente Secretario General renunció haciendo cargos de fraudes en procesos electorales internos. La relación entre los liberacionistas se ha degradado, ya ahí no hay compañeros, lo que hay es una guerra de todos contra todos en una macabra escena de puñaladas por cualquier puesto. El propio ex presidente Luís Alberto Monge, único fundador sobreviviente, se retiró y en la última campaña dio su apoyo a un candidato de otro partido político. De Liberación Nacional sólo queda un cascarón, instrumento de sus enemigos históricos, al servicio de espurios propósitos, incapaz de generar la energía, el pensamiento y la motivación para afrontar la crisis que afecta al país desde hace tiempo.
Por eso, aunque me produzca dolor separarme de la Internacional Socialista, he decidido presentar mi renuncia al Partido Liberación Nacional. La humanidad afronta los más grandes desafíos de su historia. Un nuevo mundo nace y otro muere. Muchos más se sentirán convocados por los cambios que demanda un momento tan difícil. Mi corazón de combatiente, inspirado en la causa que ha ennoblecido nuestra amistad por tantos años, encontrará otras trincheras para librar las batallas que faltan en el propósito de conquistar un orden social donde el ser humano libre pueda disfrutar del bienestar material y espiritual, con paz y solidaridad.
Te deseo éxitos como Secretario General de la Internacional Socialista ante tan enormes retos. Recibe un fuerte abrazo de tu amigo de siempre.

Rolando Araya Monge
Presidente del Comité de América Latina y el Caribe
de la Internacional Socialista









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http://www.socialdemocrata.org/

Por Ingrid vuelan las campanas

OCTAVIO QUINTERO
oquinteroefe@yahoo.com
03-07-08

El lenguaje popular nos explica situaciones difíciles de concebir a través de la razón, y sin someternos a juicios que nos puedan llevar a tomar posiciones en pro o en contra de las especies de las cosas.
“Guerra es guerra”, decimos, cuando no queremos o no podemos dar mayores explicaciones sobre ciertas conductas éticas o morales que en otras circunstancias resultarían imperdonables.
En el juego de la guerra que se libra en Colombia, hoy tenemos que celebrar el incruento rescate militar que libró la vida de Ingrid Betancourt, los tres norteamericanos y once militares y policías que desde hacía años se encontraban padeciendo el secuestro de las Farc en las profundas selvas colombianas.
Celebramos el final feliz de este episodio, tanto como sentimos el infeliz desenlace de otros que han cobrado la vida de tantos otros secuestrados en poder de la guerrilla en el pasado reciente, como los diputados del Valle o el querido gobernador de Antioquia, y su no menos carismático asesor gubernamental.
Se dirá en los próximos días que por tan afortunada circunstancia la política de seguridad democrática del gobierno de Uribe es un éxito, y difícil será contradecirlo. La misma Ingrid dijo que uno de los grandes aciertos del país fue reelegir a Uribe porque en el explicable interregno militar que se presentaba entre la entrega y posesión de los gobiernos, las Farc tomaban oxígeno y se fortalecían.
Esas son razones, como dice el mismo vate, que la razón no entiende. O mejor, como queda dicho atrás: “guerra es guerra”-
Pues, no. Para quienes rechazamos el pragmatismo político, y en general el pragmatismo como filosofía de vida, no podemos aceptar, sin dejar de celebrar las circunstancias felices de un azaroso resultado pragmático, como en el macabro juego de la ruleta rusa cuando el proyectil queda en el tambor y no dentro del cráneo, que ésta pueda ser una consuetudinaria actitud de la vida, y menos cuando hablamos de la vida de los pueblos en la que se encierra y comprende principalmente sus formas de gobierno, concretamente el democrático.
Sigo creyendo en dos cosas acérrimas a mi ideología social: que la guerra no se desactiva con armas y que el gobierno de Uribe ha sido un desastre en todos los campos, incluyendo este campo militar por el que tantas loas y lumbres; inciensos y glorias le batirán en los próximos días.
Ni la muerte de Tiro Fijo ni la liberación de Ingrid reabrirán las puertas de los hospitales y centros de atención que se le han cerrado en Colombia a los pobres; ni remediarán la discriminación social y económica de la educación nacional. Tampoco resucitarán los sindicatos y sindicalistas que han sido asesinados en este régimen, unos en aras de las quiebras y privatizaciones empresariales y otros, sobre todo estos últimos, a pura bala de los paramilitares encargados de silenciar los abajos y acrecentar los hurras al régimen. Y menos, mucho menos, legitimará el chantaje, la corrupción y el cohecho que permitieron la reforma constitucional por la cual se reeligió a Uribe.
No creo que Tiro Fijo se haya llevado a la tumba los amargos recuerdos de las víctimas del paramilitarismo en Colombia ni que Ingrid haya regresado a la libertad con una mágica costalada de tierras, ganados y cultivos arrebatados a los campesinos en estos aciagos años que incluyen la carrera de político y gobernante de Uribe.
Felicitaciones a los familiares de estos nuevos secuestrados que han retornado a la libertad. Alegrémonos por ellos sin dejar de pensar en la suerte de esos que siguen cautivos de las Farc y, sobre todo, de la sociedad colombiana que sigue cautiva de un régimen que la emoción perpetuará más allá de la razón de su existencia.

2 de julio de 2008

En Costa Rica se cuecen habas

OCTAVIO QUINTERO
oquinteroefe@yahoo.com
02-07-08

La avalancha de noticias que inunda el quehacer periodístico colombiano le resta tiempo a uno para ocuparse de asuntos bien importantes que pasan en la vecindad.
Quizás esto no excuse la ignorancia analítica que acusamos sobre los muchos problemas económicos, políticos y sociales que sacuden la cotidianidad de nuestra patria latinoamericana, como por lo visto sucede en Costa Rica, país al que quiero referirme en honor a una corresponsal, Leda Méndez (lmendezar@gmail.com), que lucha por aumentar los decibelios de su denuncia en medio de, según nos dice, circunstancias muy difíciles.
Pretendo con este testimonio, y encarezco a todos los que puedan irse ocupando del asunto, echarle una manito a Leda a ver cómo podemos ayudarla a conformar una masa crítica de opinión nacional e internacional que le permita a sus conciudadanos sacudirse el yugo de este otro icono de la cleptocracia latinoamericana que se abate sobre las clases más pobres y necesitadas de su país.
Dice Leda que el régimen del otrora gloriado Nobel, Oscar Arias, se ha convertido en un Leviatán de lo más pérfido y corrompido que equipara bien al colombiano Álvaro Uribe Vélez.
Su denuncia insiste en que Arias se hizo reelegir de manera fraudulenta presidente de Costa Rica, comprando conciencias negras y voluntades débiles. Hasta la Sala Constitucional está manchada de dinero corporativo y los magistrados sólo sirven para asentir lo que propone el gobierno, siervo de las multinacionales gringas que explotan los más rentables renglones de la economía costarricense.
“Quiero divulgar esta situación en todo lado pero no tengo los medios”, clama Leda desde Costa Rica, y pide ayuda; ayuda que en su nombre pido a todos los colegas, pues, uno que sabe lo duro que es esto, inclusive para quienes, en virtud de nuestra profesión periodística, tenemos acceso a medios, especialmente estos medios virtuales que de momento y ojalá por siempre, escapan al asfixiante abrazo del pulpo capitalista, entiende bien la angustiosa situación por la que debe estar pasando la apreciada corresponsal en Costa Rica.
Leda, igual que nosotros, nos quejamos de la falta de atención de la gente sobre su propia circunstancia que enmarcó bien en su gloriosa frase el mártir Luther King cuando dijo: “Más que la maldad de los malos me aterra el silencio d e los buenos”.
“Yo he estado trabajando muy duro contra la venta de nuestro país, pero siento y sentimos que no avanzamos. La gente sigue metida en sus casas y en sus cosas como creyendo que no les va a pasar nada, y que nada pasa, mientras poco a poco y a pedazos el gobierno desgarra nuestro sistema social de derecho hasta convertirlo en piltrafa”.
Cuando podría estar cómodamente viviendo de su pensión de abogada y políglota, Leda lucha contra el gobierno “bi-acéfalo” de los hermanos Arias… “aunque Oscar es la mampara de Rodrigo quien es el que manda y vende nuestras instituciones.
“Amalgamaron los poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y todos a una obedecen, ni siquiera al Presidente y sus secuaces, sino al capital corporativo, amo y señor de los destinos costarricenses.
“Esto es un desastre y no veo salida, excepto que este régimen caiga ante la crisis mundial de alimentos que en nuestro país se abate sin prevención ni previsión a la vista. No tengo una idea que haremos Nadie sabe tampoco qué diablos va a hacer. El arroz y todo es importado porque desmantelaron el sistema productivo agropecuario nacional hasta destruir la cultura agrícola, y a los hijos de los agricultores los mandaron a los "call centers".
“Ahora comemos microchips hablando inglés”.
Colofón de esta denuncia es la actitud de la prensa “en contra del pueblo” y de la Iglesia, salvo 90 sacerdotes que se han manifestado en contra del régimen de los Arias.
Quizás ayude a Leda saber que la lucha de los pueblos por su emancipación es larga. En mi libro ‘La mentira organizada’, se encuentra una perla del poeta nicaragüense Joaquín Pasos, quien, en medio del crac de 1930, fruto también de la avalancha capitalista que por entonces denunciaba el hoy abatido Keynes bajo el empuje del neoliberalismo decía:
“Allí se comercian las ideas, se comercia el honor; se comercia el gobierno, el amor, la mujer, el hombre, el voto, el sentido común… Se comercian el pensamiento y la caricatura; el odio, la Ley, el Senado y el beso. Se comercia la juventud , la policía y el prestigio, etc.; se comercian los etcéteras”.
Y parodiando a Pasos podríamos decir que mientras todo se vende y se comercia… Costa Rica está en quiebra.