11 de julio de 2006

Ni se inmutan

Ni se inmutan

OCTAVIO QUINTERO

Popeye debiera ser nombrado fiscal general de la nación. Lo digo en serio. Gracias a él, estamos a punto de descubrir al cerebro que urdió el crimen de Galán. Y probablemente, gracias a él (aunque más adelante), podríamos conocer crímenes horrendos de otros personajes de la vida nacional; quizá de la vida nacional pública, privada, política o empresarial, que fueron consejeros o sicarios de Pablo Escobar, según advierte Popeye en el juicio a Santofimio. Por el momento, lo dijo textualmente, se contentaba con decir sólo lo que sabía de Santofimio.

Y el país queda tan tranquilo. A todo el mundo le parece lo más normal que Popeye sepa cosas que el país formal no sabe. Y es tanta la credibilidad que tiene, que hasta el ex presidente Pastrana dijo que iba a pedir que se reabriera la investigación por el secuestro de que fue víctima cuando apenas despuntaba su estrella política hacia el solio de Bolívar. Como quien dice, a Pastrana no le bastó el inmenso poder que rodea a los presidentes de Colombia para hurgar en los archivos de su propio secuestro a ver quién lo había ordenado.

Yo creí que esto de Popeye era lo último que me faltaba para llegar al fondo de este nauseabundo eructo que refleja la descomposición del régimen que impera en Colombia.

Ingenuo que es uno.

Sólo ocho días después, me encuentro con las declaraciones que concedió a la doble W el coronel Byron Valencia, comandante del batallón militar que liquidó a los policías de Jamundi.

Y, ¡oh gloria inmarcesible! El coronel sabe tanto o más que Popeye. Ante la pregunta de que, quién estaba Detrás de este montaje, responde: "Hay mucha más verdad oculta que va a salir el día del juicio. ¿Que quién está detrás? Pues, me está escuchando. La investigación

lo dirá, pero si no lo hace, una vez tenga protegida mi familia, yo lo diré. Cuando mi familia tenga las garantías de seguridad me dedicaré a investigar de dónde viene todo esto".

Pero… seguramente cuando el coronel tenga protegida a su familia ahí es donde menos dirá nada porque, a lo mejor, el protector será aquel de quien el coronel dice que le está escuchando.

Y el país, ese país de Uribe y sus secuaces; de Iguarán y sus sabuesos, sigue tan tranquilo. Ya olvidó lo del director del Das; ya a Mancuso le hacen corro en los clubes sociales y a Samper, el maldito, lo nombran embajador en París. Esto también será pasajero, como estornudo de primavera.

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