29 de julio de 2008

Ecuador: nueva Constitución

Vea texto oficial en:


http://www.asambleaconstituyente.gov.ec

Alai-amlatina


Con 94 votos a favor y 32 en contra, la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) aprobó este 24 de julio un proyecto de Constitución que incluye importantes avances sociales y políticos y deberá ser aprobada o reprobada en un referendo que se llevará a cabo el próximo 28 de septiembre.

La nueva Constitución, que ha sido fruto de un trabajo de ocho meses en la que han participado con sus propuestas centenares de grupos organizados y personas, recoge en lo fundamental la aspiración de superar el modelo neoliberal impuesto con la Constitución de 1998 que sumió al Ecuador en una profunda crisis. (1)

La nueva Constitución fue aprobada por Alianza País, el Movimiento Popular Democrático, Pachakutik y cuatro independientes que pertenecían al Partido Sociedad Patriótica (PSP) que dirige el ex- presidente Lucio Gutiérrez, que encabeza la oposición de derecha. Se opusieron el Partido Social Cristiano, el Partido Renovador Institucional Acción Nacional (PRIAN) (que encabeza el magnate bananero Alvaro Noboa), el PSP y los movimientos UNO y Futuro Ya.

Este viernes 25 de julio en la Ciudad Alfaro, ubicada en Montecristi, a 390 kilómetros al occidente de Quito, se realizó el acto de entrega del proyecto de Constitución.

La vicepresidenta de la Asamblea, Aminta Buenaño, al depositar la Constitución en manos de un grupo de niños, dijo: "hemos escrito una Constitución pero ustedes la harán realidad, esta Constitución es de ustedes, pero para que ustedes la continúen, para que escriban la poesía de la verdad, de la justicia, de la equidad. Tienen aquí los lápices para que redacten la más bella historia del país, con un borrador para que borren los errores del pasado, la partidocracia, la corrupción, la ineficiencia, la desigualdad distribución de la riqueza, las equivocaciones propias y ajenas".

El presidente Rafael Correa, por su lado, destacó que el proceso de cambio que vive el país ha sido "esencial y ampliamente democrático, participativo, incluyente" y que los anhelos de millones y millones de ciudadanos que apoyaron decididamente los ejes de la revolución ciudadana tienen que respetarse". Recordó también que en la consulta ciudadana, el pueblo se pronunció abrumadoramente en la consulta popular de abril de 2007, con más del 80 por ciento de los votos, por esta Asamblea Nacional Constituyente, sin embargo "los tristes voceros de la oligarquía siguieron manteniendo sin asomo de vergüenza, sin sangre en la cara, su oposición a todo lo que significara cambio".

Mientras los asistentes al acto gritaban "si se pudo", el Presidente de la Asamblea Constituyente, Fernando Cordero, señaló que "esta Constitución es una casa de aire, tierra, agua, fuego, porque se ha edificado con la mirada en nuestra tierra ecuatoriana y universal, cuidando el planeta y su sostenibilidad para que las generaciones del presente y el futuro la disfruten", agregando que "esta nueva Constitución, lo podemos decir sin temores ni tapujos, de la Tierra, también del agua, porque además de consagrar el derecho del agua como un derecho fundamental hemos hecho de la construcción de la Constitución un ejercicio de transparencia, aquí a nadie se le perdieron las actas, todo está grabado, todo está registrado, todo queda certificado para que a nadie se le confunda la historia".

Aspectos novedosos

No se trata de una constitución de corte socialista, pero recoge una serie de aspectos novedosos y progresistas que, de entrar en vigencia, permitirán dar un paso adelante para superar las inequidades, discriminaciones e injusticias que aun se mantienen como rezagos del viejo país.

Los 444 artículos y las 30 disposiciones transitorias que contienen el documento merecen una lectura y un análisis detallados, pero al paso, queremos destacar algunos: el régimen del buen vivir (sumak kaway), los derechos de la naturaleza, la soberanía alimentaria, la declaratoria del Estado como plurinacionalidad y el reconocimiento del kichua y el shuar como "idiomas oficiales de relación intercultural", el reconocimiento de los derechos de las personas y grupos de atención prioritaria, los derechos al agua y a la comunicación, entre otros.

En la Constitución aprobada por la ANC se establece una nueva forma de inserción internacional del Ecuador priorizando la integración latinoamericana, la no cesión de la jurisdicción del Estado en los tratados e instrumentos internacionales a instancias de arbitraje internacional (lo que debe llevar, por ejemplo, a una ruptura con el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones, CIADI, del Banco Mundial), reglas soberanas para el endeudamiento externo.

Respondiendo a un clamor nacional, en la Constitución se ha recogido el principio de que el Ecuador es un "territorio de paz y que no se permitirá el establecimiento de bases militares extranjeras ni de instalaciones militares extranjeras con propósitos militares" (art. 5). Con ello, nunca más el país tendría una base como la que instalaron los militares estadounidenses en la ciudad de Manta y que debe salir en el 2010.

Asimismo, en la Constitución se establece el "régimen del buen vivir" (sumak kaway) como un "conjunto organizado, sostenible y dinámico de los sistemas económicos, políticos, socio culturales y ambientales" que permitirán que los derechos se hagan realidad. Este capítulo comprende la inclusión y la equidad social, educación, salud, hábitat y vivienda, cultura, cultura física y tiempo libre y comunicación.

Es novedosa, igualmente, la incorporación en la Constitución de la naturaleza como sujeto de derechos. El artículo 71 textualmente señala: "La naturaleza o Pachamama, donde se reproduce y realiza vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos".

En el campo de la comunicación no solo se reconoce el derecho a la comunicación, como ya establecía la Constitución de 1998, sino que se establece el acceso igualitario al espectro radioeléctrico para fundar medios privados, públicos y comunitarios, la creación de un sistema de comunicación y la obligación del Ejecutivo de crear una comisión que haga una auditoría de las concesiones de las frecuencias de radio y televisión.

Discrepancias y dificultades

El proceso de elaboración del texto constitucional no estuvo exento de pugnas y dificultades y errores metodológicos.

El procesamiento de las 3500 propuestas presentadas por gremios, gobiernos seccionales, instituciones, etc. y de las conclusiones de decenas de foros temáticos y territoriales fue un asunto complejo para las 10 mesas de la Asamblea que trabajaron el articulado de la Constitución.

Pero las dificultades mayores surgieron en el bloque de Alianza País donde se manifestaron discrepancias en torno a temas como el consentimiento previo para la explotación de los recursos naturales, el reconocimiento de los derechos indígenas como la plurinacionalidad y el kichua como idioma oficial, etc. Las cabezas visibles del impasse fueron el asambleísta Alberto Acosta, quien defendía las agendas de los movimientos sociales, y de otro lado el Presidente Rafael Correa que defiende su proyecto ciudadano llegando incluso a hablar 20 asambleístas "infiltrados" en Alianza País y que "el mayor peligro para nuestro proyecto de país" es el izquierdismo, el ecologismo y el indigenismo infantiles.

Desde sectores de derecha, que ya han empezado la campaña por el NO, se ha señalado que la Constitución concentra demasiando poder en el Ejecutivo, primando, además, una visión cortoplacista en el sentido de favorecer la gobernabilidad del actual régimen de Rafael Correa. Estos mismos sectores, acolitados por los grandes medios que estuvieron siempre atentos a desprestigiar la Asamblea Constituyente, destacando solo sus aspectos negativos o anecdóticos. Casi nunca siguieron o recogieron el contenido o el alcance de los debates sobre los temas de fondo, centrándose en aspectos emocionales y controversiales como el aborto o la homosexualidad.

Los medios dieron grandes espacios a los asambleístas del bloque minoritario de la derecha quienes fueron profusa y repetidamente entrevistados, especialmente en la televisión.

Cabe indicar, sin embargo, que en algo contrarrestó la campaña mediática de desprestigio y desinformación, el canal público TV Ecuador, recientemente creado, que transmitió en vivo y en directo las sesiones de la Asamblea Constituyente.




La Asamblea ecuatoriana aprobó la nueva Constitución


La nueva Constitución fue diseñada en un proceso de debate que llevó más de ocho meses de asamblea.

Ahora deberá ser aprobada por la población en una consulta que está prevista para el próximo 28 de septiembre.

El texto será remitido al Superior Tribunal Electoral que resguardará la nueva carta política hasta la fecha de la votación.

Durante la jornada de aprobación que duró más de diez horas, hubo críticas a la nueva constitución tanto desde la izquierda como desde la derecha.

Los integrantes de Red Ética y Democracia (RED) que apoyaron al oficialismo durante todo el proceso, se reservaron el voto en el momento final.

Desde esa bancada criticaron los poderes que se otorgan al Ejecutivo y que la nueva carta en lugar de garantizar la Soberanía Alimentaria, sólo la promoverá.

Mientras tanto, desde la oposición, se criticó el nuevo texto acusándolo de abortista y de promover la "mariconada".

Muchos de los asambleístas de la oposición aplaudieron esas palabras de pie.
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Ecuador:
Los 444 artículos
de Montecristi


Rubén Martínez Dalmau

Rubén Martínez Dalmau es profesor de Derecho constitucional en la Universitat de València.

mailto:martinezdalmau@gmail.com



Ciudad Alfaro no es propiamente el nombre de una ciudad, sino de un complejo de medianas proporciones construido para el funcionamiento de la Asamblea Constituyente ecuatoriana.

Se encuentra en la ladera de un monte a lo alto de Montecristi, Manabí, a un puñado de kilómetros de la base de Manta que Mahuad cedió a los norteamericanos hace diez años.

La elección de Montecristi como sede de la asamblea no fue casual; en esta pequeña ciudad, a la que muchos turistas se acercan para comprar los originales sombreros Panamá, nació a mediados del siglo XIX Eloy Alfaro, dos veces presidente de Ecuador, héroe de la revolución liberal ecuatoriana, y emprendedor de la modernización del país contra las oligarquías más conservadoras.

No en balde lo mataron y arrastraron su cuerpo por Quito hasta incinerar lo que quedaba de él en el parque del Ejido. En estos momentos, los restos de Alfaro reposan en un mausoleo construido junto a las instalaciones de la asamblea. La forma del mausoleo rememora el vuelo del cóndor.

El busto de un Eloy Alfaro de facciones serias que preside la sala de plenos de la Constituyente ha observado durante estos ocho meses, con ojos escrutadores, cómo se iba desarrollando un proceso que durante la noche del 24 de julio, fecha del nacimiento de Bolívar, ha llegado a su fin: la aprobación de una propuesta de Constitución, que votará dentro de algunas semanas el pueblo ecuatoriano.

Como cualquier proceso constituyente plenamente democrático, ha sabido sortear sus no pocos momentos de dificultad. El resultado: un Preámbulo, 444 artículos, 30 disposiciones transitorias, una derogatoria y una final.

Los asambleístas cercanos al Presidente Correa, uno de los principales impulsores del proceso, levantaron banderas y gritaron “¡sí se puede!” al conocer los resultados de la votación final: duplicaron por tres los votos negativos de la oposición.

Al menos, cabe reconocer que ésta se mantuvo firme durante todo el proceso, a diferencia de la boliviana que, el pasado año, optó por abandonar el foro democrático e irse.

¿Qué es lo que se puede, de aprobarse esta Constitución? Se puede, entre otras cosas, contar con uno de los catálogos de derechos más extensos del mundo, con sus garantías minuciosamente detalladas para hacerlos efectivos, y convertir a la naturaleza en sujeto de derechos.

Se puede avanzar en el Estado constitucional que el mismo texto define, con mecanismos de democracia participativa de las que ya quisiéramos poder disfrutar en otras latitudes, como la destitución del Jefe de Estado por votación popular.

Se puede observar la presencia de reivindicaciones tan necesarias en América Latina, como el derecho al agua, a la alimentación, o los propios de los pueblos indígenas, o la existencia de disposiciones de avanzada, como la prohibición de discriminación de las personas portadoras de VIH, los derechos de las mujeres embarazadas, los discapacitados, los adultos mayores…

Se puede, en definitiva, resaltar que el buen vivir, traducción criolla de los términos quechuas sumak kawsay, es el objeto fundamental del poder público. La legitimidad del Estado no es sólo por su origen, sino por sus actos; una versión andina de aquella libertad civil superior rousseauniana que quedó tan desvirtuada en Europa después del fracaso de los principios con que se fundamentaban las revoluciones liberales.

El lector poco iniciado puede asombrarse sobre ciertas ligerezas en el lenguaje del proyecto de Constitución de Ecuador. Cabe advertirle, para facilitar una lectura sin tropiezos, que el proyecto es fiel continuador de la corriente iniciada en varias constituyentes latinoamericanas de la última década y media que incorporan, como la ecuatoriana, el lenguaje de género -la utilización del femenino junto al masculino en los sustantivos-, la reglamentación detallada de muchas de las funciones del Estado, la división poco ortodoxa de los títulos y capítulos, ciertas contradicciones propias del esfuerzo no siempre perfecto de sintetizar las avalanchas de propuestas -lo que no ocurre en las constituciones de las élites-, y la retórica constitucional que convierten a determinados artículos en un párrafo de manual de sociología más que en una norma jurídica.

Son circunstancias que desaparecen al entrar en familiaridad con lo que se hizo en Colombia en 1991, en Venezuela en 1999 o en Bolivia el pasado año.

El nuevo constitucionalismo latinoamericano se basa justamente en eso: en ser reflejo detallado y comprensible de las ansias del pueblo, y útil a sus necesidades, y erradica el misticismo léxico de los expertos y los intereses excluyentes de las élites.

Una Constitución que no pueda ser apropiada por el pueblo no puede en estos tiempos, por esencia, ser una Constitución democrática. No nos sorprenda, por lo tanto, que durante una lectura detallada del texto, entre artículo y artículo, nos encontremos, junto con la prohibición de la propaganda política en vallas publicitarias, el incentivo de las ciclovías como forma alternativa de transporte terrestre o la garantía de un acceso perpendicular a las playas.

Todo eso, claro, en 444 artículos, más de cien páginas cuya lectura puede hacernos una idea de hasta qué punto está en proceso un cambio de paradigma en el constitucionalismo.

Con este proyecto de Constitución, Ecuador da un paso firme en el avance hacia la emancipación. Una vez más se ha demostrado cómo los procesos constituyentes en América Latina están sirviendo de mecanismos de emancipación y quiebres radicales con sistemas anteriores, que vivían de espaldas al pueblo.

La Constitución de Montecristi no es, desde luego, cualquier cuerpo jurídico de disposiciones aburridas. Léanla y decidan por ustedes mismos.

Y se aceptan pareceres acerca de dos preguntas que flotan en el aire; la primera, sobre cuál será el siguiente país que, como Ecuador, esté convencido en dar un paso adelante con su proceso de reforma democrática.

La segunda, respecto a qué pasará cuando los norteamericanos, cómodos con su presencia en Manta, lean en uno de los 444 artículos del proyecto de Constitución que se prohíbe en Ecuador la presencia de bases militares extranjeras.
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