OCTAVIO QUINTERO
oquinteroefe@yahoo.com
03-07-08
A raíz de los comentarios que hice y acogí de la corresponsal costarricense, Leda Méndez, bajo el título “En Costa Rica se cuecen habas” (ver, http://misxxi.blogspot.com), me escribe Mayra Romero Agüero (hiroromero@hotmail.com) poniéndome en conocimiento de la renuncia que ha presentado al otrora glorioso Partido Liberación Nacional (PLN), y de paso a la presidencia del comité de América Latina y el Caribe de la Internacional Socialista, el veterano dirigente de Costa Rica, Rolando Araya Monge.
Como dice mi nueva corresponsal en ese país, más que opinar sobre la renuncia de Araya Monge, lo que sigue es sacar nuestras propias conclusiones sobre las denuncias que hace en torno a la corrompida administración del indigno Nobel de Paz, Oscar Arias, y la caterva de secuaces que ha conformado para descuadernar a Costa Rica y entregársela a precio de gallina vieja al capitalismo transnacional y salvaje del Imperio y sus esbirros.
Leamos y veamos, pues:
Atenas (Grecia), 1 de Julio de 2008.
Sr. Luís Ayala
Secretario General de la Internacional Socialista
Presente
Querido amigo y compañero:
Te envío este mensaje como testimonio de mi decisión con respecto al Partido Liberación Nacional y, en consecuencia, sobre mi participación en la Internacional Socialista.
Hemos compartido esta hermosa experiencia a favor de la humanidad por más de treinta años. Agradezco el honor de haber sido Vicepresidente de la Internacional por varios períodos y haber participado en importantes comisiones. Conozco las presiones que has recibido del Partido Liberación Nacional, pero yo fui nombrado por los partidos de la región como Presidente del Comité de América Latina y el Caribe, y por ese motivo, he podido mantener mis responsabilidades hasta este momento. Como bien sabes, tengo respaldo para reelegirme en el cargo, pero eso implica que yo deba permanecer en Liberación Nacional, y como te explicaré, mi conciencia me obliga a separarme de este partido.
En este momento, tan crucial en mi vida, después de más de cuatro décadas de servir en lo que fue la causa liberacionista, reivindico el hecho de que el PLN logró una impresionante obra en favor del pueblo de Costa Rica. Me resulta difícil encontrar otro partido en América Latina que pueda contabilizar semejantes logros. Siento orgullo por mi modesta participación en esas luchas. Sin embargo, de aquellas ilusiones ya no queda nada.
Cuando un partido entrega sus principios, empieza su decadencia. Cuando pierde su ética, empieza su destrucción. Liberación Nacional, cuya bandera estuvo en manos del pueblo por décadas, es ahora el instrumento más importante de la hegemonía oligárquica que ha instaurado el actual Gobierno. La irrupción del neoliberalismo y la crisis de las ideas socialdemócratas afectaron al Partido desde hace veinte años. Desde la anterior administración de Oscar Arias, se empezaron a atacar los programas que habían probado su eficacia en la realidad costarricense. Y en esta etapa, después de un atropello a la Constitución Política, realizada a través de una maniobra judicial, Arias regresa al poder, y desde ahí, monta el desmantelamiento de la obra del Partido, plantea un viraje hacia los objetivos del capitalismo salvaje, y recurre a toda clase de arbitrariedades para lograr sus propósitos.
El pueblo de Costa Rica, virtualmente indefenso, se enfrentó a la más colosal maquinaria de poder jamás vista para imponer el TLC con Estados Unidos. En efecto, el Gobierno logró conjuntar al Poder Legislativo, al Poder Judicial, al Tribunal Supremo de Elecciones, a las Cámaras empresariales, a los medios más poderosos de prensa, radio y televisión, a las empresas transnacionales y hasta la Casa Blanca. Y aun así, tuvieron que atropellar los procedimientos democráticos más arraigados en Costa Rica, para ganar el Referendo por una mínima diferencia. Hubo compra de conciencias y de votos. La herida al sistema institucional sólo podrá sanar mediante el rescate de la auténtica vía costarricense, y esto implica atajar los planes de la cúpula de negocios que ha llegado a convertir sus intereses en ideología política.
Quienes se adueñaron del Partido lo prestaron como un ejército mercenario. Con dineros transnacionales pagaron el trabajo de dirigentes en todo el país, pues no habían logrado que surgiera ningún voluntariado a favor de tal propósito. Muchos liberacionistas se sintieron avergonzados ante tanta dignidad del pueblo que afrontó el desafío. Pero la bancarrota moral ha aniquilado ya el espíritu de aquel partido.
En realidad, ya no hay partido. No queda nada del movimiento fundado en 1951. No hay más actividad que la de órganos legales, constituidos en su mayoría por allegados y funcionarios del Gobierno. Un reciente Secretario General renunció haciendo cargos de fraudes en procesos electorales internos. La relación entre los liberacionistas se ha degradado, ya ahí no hay compañeros, lo que hay es una guerra de todos contra todos en una macabra escena de puñaladas por cualquier puesto. El propio ex presidente Luís Alberto Monge, único fundador sobreviviente, se retiró y en la última campaña dio su apoyo a un candidato de otro partido político. De Liberación Nacional sólo queda un cascarón, instrumento de sus enemigos históricos, al servicio de espurios propósitos, incapaz de generar la energía, el pensamiento y la motivación para afrontar la crisis que afecta al país desde hace tiempo.
Por eso, aunque me produzca dolor separarme de la Internacional Socialista, he decidido presentar mi renuncia al Partido Liberación Nacional. La humanidad afronta los más grandes desafíos de su historia. Un nuevo mundo nace y otro muere. Muchos más se sentirán convocados por los cambios que demanda un momento tan difícil. Mi corazón de combatiente, inspirado en la causa que ha ennoblecido nuestra amistad por tantos años, encontrará otras trincheras para librar las batallas que faltan en el propósito de conquistar un orden social donde el ser humano libre pueda disfrutar del bienestar material y espiritual, con paz y solidaridad.
Te deseo éxitos como Secretario General de la Internacional Socialista ante tan enormes retos. Recibe un fuerte abrazo de tu amigo de siempre.
Rolando Araya Monge
Presidente del Comité de América Latina y el Caribe
de la Internacional Socialista
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http://www.socialdemocrata.org/
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