27 de octubre de 2008

Cavilaciones de un suspicaz

OCTAVIO QUINTERO
27-10-08

Dirán que soy muy suspicaz… A lo mejor. Pero es evidente que cada vez que el presidente Uribe tiene un conflicto, de esos que uno cree que es el fin del fin de su maquillada popularidad, le aparece un secuestrado de las Farc que se ha escapado por sus propios medios, o que ha sido rescatado por el Ejército o que, como en el último caso de Lizcano, su carcelero decidió salvarle la vida a su prisionero y de paso arreglarse la suya y la de su compañera sentimental.
Todo, como en la Guerra de Troya, es de película; es decir, encaja más en la ficción que en la realidad.
Cada escapado de la profundidad de la selva donde se estaba pudriendo hacia años, según los relatos y los testimonios que de cuando en cuando nos llegan de las Farc por el correo de las brujas, es un Ulises.
Es dable creer en proezas cuando de por medio nos jugamos la vida. Pero es que las proezas deben corresponderse en alguna mínima proporción también con la lógica.
Decir que un “cucho” y un tuerto se le volaron en medio de la selva a un batallón de guerrilleros, es someter la imaginación a esfuerzos sobrehumanos; y decirnos en el preámbulo de esta fuga, que Lizcano estaba al borde de la muerte, para luego encontrarnos con un Lázaro recién resucitado, es, de nuevo, ponernos a pensar en milagros como explicación de estas cosas tan sobrenaturales.
Desde hace rato creo que en esta comedia de Colombia, alguien maneja un libreto oculto que no sólo tiene confundidos a los espectadores, como es lo obvio por lo apasionante, sino también a los actores, muchos de ellos que representan sus papeles sin saber que a la vuelta del siguiente capítulo van a caer en desgracia, como el caso de los oficiales de la población de Soacha que han sido destituidos por las desapariciones de jóvenes en esa población que días después fueron reportados por el Ejército como dados de baja en combate a varios centenares de kilómetros de distancia de donde eran sus residencias habituales.
Y ni hablemos de los oscuros episodios del DAS, el último de los cuales costó la cabeza de la directora y de algún funcionario menor que ahora nos quieren hacer creer que sólo por sapo (motu proprio), decidió hacerle seguimiento a la oposición y a los movimientos sociales y laborales viendo a ver qué cazaba de interés en ellos que pudiera servir a sus superiores.
Y piensen también en el escándalo que envuelve al actual presidente del Congreso pocos meses después de haber sido elegido y haberse convertido en un predilecto y eficaz portavoz de los pensamientos ocultos del Presidente Uribe. Es evidente que sus relaciones con gente del bajo mundo eran conocidas de tiempo atrás por quienes ahora decidieron denunciarlo. ¿Y por qué no lo hicieron antes?
Pareciera que cada episodio de estos necesita de un momento preciso para ser destapado. Y, será por simple coincidencia o exceso de suspicacia que cada momento preciso siempre coincide con algún apuro del presidente Uribe.

oquinteroefe@yahoo.com

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