OCTAVIO QUINTERO
13-12-08
Lo primero que ha hecho Obama como manifestación del poder que asumirá próximamente es apuntalar la continuidad del modelo neoliberal emprendido en la administración Reagan y profundizado hasta la saciedad en la administración Clinton quien, a propósito, pasa a ser el más vivo ejemplo de esa paradoja filosófica que en el desespero de los malos resultados de la Selección Colombia acuñara el técnico Francisco Maturana: “Perdiendo también se gana”.
Me resultó profética la columna publicada el 20-09-08 en los medios virtuales que me acogen cuando al concluir el primer debate televisivo entre Obama y McCain dije que (…) “ los gobiernos latinoamericanos que van por la senda del Socialismo del Siglo XXI no debieran esperar mucho del relevo presidencial que se avecina en Estados Unidos. Gane quien gane, Obama o McCain, el sistema capitalista del Imperio es la esencia del Estado”.
Tras su triunfo, Obama ha exaltado las virtudes y cualidades de McCain en grado extremo y ha emprendido un acercamiento con los republicanos sorprendente con lo que me aproxima a otro aserto que aventuré en la misma columna:
(…) “Las campañas políticas en Estados Unidos no se libran en términos ideológicos, como se están librando las batallas políticas en estos momentos en países como Venezuela, Ecuador y Bolivia que cabalgan en el ojo del huracán con sus reformas políticas y sociales. (…) “Las sucesiones presidenciales en Estados Unidos son como los cambios de guardia en el Palacio de Buckingham: sólo ceremonia”.
Al dar a conocer los primeros nombramientos de la gente que le acompañará, Obama rubrica su apoyo irrestricto al modelo neoliberal, el mismo que lo exaltó a la Presidencia del Imperio con la más alta aportación económica que el capitalismo haya hecho por candidato alguno.
Eso también lo subrayé en la columna del 25-11-08 en la que observé que los nombramientos de Obama en el campo económico recaían en profesos neoliberales que con sus decisiones dieron la largada al recreo capitalista que sume hoy al mundo en la más profunda crisis y recesión económica de que se tenga historia desde la Gran Depresión.
La verdad es que la historia podrá juzgar a Bush como responsable de haber acometido una guerra como la de Irak, sin justa causa y, también, por haberse inventado la teoría de la “guerra preventiva” para ensañarse contra todos aquellos que no estuvieran con él, bajo la acusación de terroristas.
Pero en el campo económico, quien acuse a Bush de ser el responsable de la quiebra del sistema financiero, seguido ahora con la quiebra de las grandes insignias del capitalismo empresarial de todos los tiempos, está poco informado en asuntos de teoría y praxis económica. Con Bush o sin Bush, el colapso era inevitable porque, como lo dice, repite y replica hasta la saciedad el profesor Eduardo Sarmiento, el error del modelo está es en la teoría al considerar que la mano invisible del mercado blande al mismo tiempo la espada de Damocles como para dar a cada quien lo que necesita para llevar una vida digna.
Es lamentable el comienzo de Obama. Lamentable, por supuesto, para quienes esperábamos que el hito histórico de su elección no se circunscribiera tan sólo al cambio de color en la piel de los presidente Estadounidenses, sino al cambio también del modelo económico neoliberal que ha expoliado a los países en desarrollo y a los pobres del mundo en los últimos 20 años a niveles inconcebibles en un mundo civilizado.
Cuando uno ve que la economía de los próximos años en el mundo va a estar dirigida por neoliberales conocidos de autos como Lawrence Summers y Robert Rubin, pues, no le queda más que convenir que en los Estados Unidos de Obama seguirán los mismos con las mismas.
De momento y por lo visto, quienes esperaban que Obama nombrara un equipo económico profundamente renovado para emprender lo que algunos también esperaban que fuera un nuevo “New Deal”, en realidad se han quedado con los crespos hechos.
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