OCTAVIO QUINTERO
oquinteroefe@yahoo.com
11-09-08
Estados Unidos conmemora hoy 11S de 2008, el séptimo aniversario del ataque terrorista a las Torres con un día solemne de rituales en recuerdo de las víctimas, más de tres mil –dicen.
También yo, como el mundo entero, recuerda ese día como hoy. Es imposible borrar la imagen de esos aviones chocando contra las imponentes Gemelas y luego ver a éstas derrumbarse sobre sus propios cimientos como muñecas de mantequilla en plancha caliente.
Estoy seguro que cada uno de los testigos oculares de ese día aciago recuerda con precisión qué estaba haciendo.
Yo, por mi parte, estaba al computador. Como acaba de publicar mi libro “La mentira organizada”, tenía la fiebre de escritor aún alta y, en los siguientes días arranqué con el tema “Después de”, que, después de garrapatear por varios meses hasta 66 páginas nunca publiqué porque los acontecimientos eran tantos y tan precipitados que cada día que pasaba hacia viejos los datos de ayer y siempre nuevos los de mañana.
Hoy, leyendo el primer capítulo, titulado “El exceso del vengador hace olvidar la responsabilidad del agresor”, me parece que el aserto sigue siendo válido. Si dentro de 100 años o más (o menos), algún iraquí sume en ruinas algún otro icono del Imperio Yanki, si es que para entonces no es todo el Imperio el que se ha sumido en ruinas, movido por el rencor que le despierta su agresión de hoy al pueblo de sus ancestros, y los nuestros, pues, no olvidemos que Bagdad es la cuna de la humanidad, el mundo de entonces condenará inclementemente a ese terrorista del futuro por la muerte de unos cuantos miles de personas, sin tener en cuenta que el terrorista de hoy lleva seis años matando a extraños y haciendo matar a propios en cantidades que pasan de los 600 mil a la fecha, según las estadísticas.
Y el relato inicial de ese cuasi libro comenzaba:
Ficción en vivo
Eran las 10 de la mañana cuando recibí la llamada de mi hijo Frath:
-¿Que te parece el atentado?,
-Excelente, respondí, y quedó estupefacto.
Siguió una larga discusión. Él me recriminaba por justificar la violencia y yo le explicaba que más violento que Estados Unidos, nadie en el mundo. Ya era hora de que alguien le bajara humos y arrogancia al gobierno que un gran hombre de paz, Martín Luther King, describió una vez como…
"El mayor proveedor de violencia en el mundo".
Una pista
El viernes 19 de mayo de 2001 pasó desapercibido en el mundo occidental (como todo lo del mundo Oriental), un atentado dinamitero en Netania, Israel, perpetrado por un militante suicida de la organización fundamentalista Hamas.
Acto seguido, el gobierno de Sharon lanzó en represalia un ataque aéreo contra diversas localidades de Gaza y Cisjordania.
El periódico 'La Jornada', de México, dijo, entonces…
(…) La represalia "constituye una acción bárbara e injustificable que no conseguirá más que alimentar la escalada de violencia en el Medio Oriente.
Y dijo algo más que a la luz de los atentados a las Torres Gemelas y el Pentágono, cuatro meses más tarde iba a constituir la macabra confirmación de su premonición:
(…) "El gobierno de Bush comparte la responsabilidad por estos actos atroces no sólo porque Washington proveyó a Tel Aviv de los aviones F-16 y los helicópteros Apache empleados en las agresiones, sino porque el nuevo gobierno estadounidense decidió cerrar los ojos a la creciente confrontación entre Israel y los palestinos".
"Cerrar los ojos", es una manera muy curiosa que tenemos de decir que alguien es el principal responsable de hechos que está provocando o puede evitar.
Ningún ciudadano del mundo que haya tenido curiosidad alguna vez por este problema del Medio Oriente duda que Estados Unidos por intereses políticos y económicos fundados en el petróleo, ha metido las manos y las patas en todos los asuntos internos de los países del Golfo Pérsico, al punto de haber tenido por aliados a dos de sus principales enemigos de hoy: Sadam Hussein y Osama Bin Laden, y fuera de eso, mantener bajo su protección a uno de los principales terroristas del mundo contemporáneo: Ariel Sharon, actual primer ministro de Israel, una bestia capaz de dirigir un 'Caza 16' o un 'Apache' contra civiles inocentes a la espera de que en esa masa de víctimas caiga algún presunto guerrillero. Ello sin contar con el asesinato selectivo de 'terroristas' que con gran frecuencia ordena.
Y no sigamos porque en esta breve columna no cabe más y porque además me da coraje no haber hecho el esfuerzo necesario para financiar la publicación de la obra.
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