OCTAVIO QUINTERO
25-11-08
En mi época había un disco que se bailaba mucho en los diciembres que comenzaba por preguntar qué sería ese animal que rugía como león sin ser león; tenía melena de león y no era león; dientes de león y no era león; garras de león, cola de león y no era león, hasta que el cantante terminaba por decir con evidente sarcasmo que “era leona y no león”.
En época preelectoral en Estados Unidos dije en una columna que Obama & Mc’Cain eran lo mismo. Ambos candidatos aspiraban a dirigir un Imperio y, por tanto, cualquiera que ganara terminaba siendo el presidente del globalizado Imperio capitalista que tiene su corazón en Washington.
Pues, parece que acerté.
Los nombramientos de Obama de sus principales colaboradores en el campo económico son neoliberales, todos, y provienen de centros de pensamiento en que el libre mercado es el altar en donde se cuecen las doctrinas y teorías que han sumido al mundo en su peor colapso desde 1930, con la diferencia de que hoy no tienen a Keynes para enmendarles la teoría económica capitalista, ni el que acaba de resultar electo es Rooselvelt ni tiene tampoco la fórmula de un New Deal sino, al contrario, más de lo mismo: más plata de la que ya ha metido Bush para salvar en la cúspide a los ricos mientras los pobres siguen soportando en la base todo el peso de la catástrofe. Es la filosofía de esas pirámides que acaban de reventarse en Colombia porque el fin último de toda pirámide social es aplastar de entrada y derrumbarse después sobre la base.
¿Puede uno esperar que Timothy Geithner, jefe del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, vaya a cambiar su teoría de librecambiasta por el sólo hecho que pasa a Secretario del Tesoro? ¿O que Laurence Summer, que ya pasó por el Tesorero va a resultar estructuralista sólo porque ahora es Jefe del Consejo Nacional de Economía?
No, ¿cierto que no?
Obama no va a hacer ningún esfuerzo por cambiar el modelo económico neoliberal, ni el Imperio lo dejaría, en caso de que quisiera.
Obama se contentará con pasar a la historia, y en verdad que resulta suficiente, por el sólo hecho de ser el primer presidente negro que llega a la Casa Blanca, y con eso tiene bastante.
Puede que algunos matices cambien en las relaciones económicas o de política internacional. Resulta apenas obvio pensar que Obama sea mejor que ese ‘cabeza de chorlito’ que todavía tiene casi dos meses para hundirse en el olvido de la historia.
Pero de ahí a creer que Obama es a la economía global como Jesús al Nuevo Testamento, bájense de esa nube.
No hay comentarios:
Publicar un comentario