23 de abril de 2010

Economía política y filosofía de la historia

Ricardo San Esteban
Especial para ARGENPRESS CULTURAL


Un tipo nuevo de relación personal y de personas Menudean las publicaciones de autores -nuevos y viejos- que versan acerca de los vaticinios más negros, sobre el fin del mundo, o el fin de la historia, o terroríficos presagios. A Nostradamus, por ejemplo, le son cepillados un poco los murciélagos y ya está nuevamente en las vidrieras, junto con los libros de autoayuda y los horóscopos.

Prediciendo el fin de los tiempos aparecen las sectas y las propias religiones oficiales. El pecado es exhibido como la causa de la polución, de la aparición del SIDA, del efecto invernadero, de la anorexia y de la bulimia, del embarazo adolescente, del acné juvenil, de las deudas tóxicas. El mundo vive no solamente muerto de hambre y de conocimientos, sino también con sus minúsculos pecados de supervivencia, agigantados por el culto al hedonismo y la muerte, plantado éste cotidianamente frente a las pantallas de TV junto con culebrones, chusmeríos y noticias predigeridas.

La información periodística y los motivos de charla radiofónica rondan, generalmente, en torno a los crímenes, la inseguridad, el fin del mundo, el Llanero Solitario de los EE.UU. o de la OTAN buscando terroristas, los extraterrestres, los gurúes financieros, el periodismo lacayuno, el trasero de alguna diva, la pobreza, las supersticiones o cualquier tontaina que dé pingües ganancias y entretenga a la tribuna.
Leyendo un viejo libro de un publicista argentino que ha sido olvidado, Juan Antonio Salceda (1), éste indagaba el porqué de aquella filosofía de posguerra que enarbolaba su angustiada soledad y el sino fatal que perseguía al hombre. Y se preguntaba ¿no está acaso vinculada esta fatalidad a una sociedad que desprecia los valores humanos?

Entonces recordaba la figura de Prometeo encadenado que hacía pensar, a los del Fondo Monetario Internacional y a sus mandantes -que sienten íntimamente los temblores seniles de dicha sociedad- que Prometeo está mal encadenado y que se hace necesario, a fin de conservar esta sociedad, encadenarlo bien. Como Francisco Franco, que ya en plena agonía, dijo que dejaba las cosas atadas y bien atadas. Y vaya si las dejó. La cuestión era y es encadenar a Prometeo no solamente con cadenas sino, como decía Marx, recubriendo las cadenas con flores o con esta imbecilidad parroquial que se presenta junto con la globalización, la guerra y la exclusión.

Si alguien se niega a ser tonto, las Naciones Unidas, la OTAN o los Estados Unidos tienen sus bombas. Lo más grave es que a esta política se atan no solamente los gobiernos reaccionarios sino también aquellos que empuñan la rosa. Su bandera de la tercera vía ha sido enterrada junto con sus manuales de marxismo y por eso mismo viven una profunda crisis.

La teoría que intentara traducir los acontecimientos como hechura de sí misma constituiría una gran hipótesis ad hoc que, como dice Lakatos(2) del marxismo del siglo XX, en lugar de originar hechos nuevos tuvo que correr detrás de los hechos y no logró alcanzarlos.

En defensa del marxismo y del materialismo dialéctico debo decir que las ideas de Marx aún están siendo masticadas por ciertas gentes que no han entendido lo fundamental. Los que entendieron a Marx en el nivel óptimo, caben en un taxi. Lo prueba, entre otras cosas, el hecho de que muchos lo plagian sin entenderlo, o sin indicar las fuentes, o lo someten al reduccionismo para luego rebatirlo. Y además está el discurso legitimador del sistema, con sus salivadores de micrófonos entonteciendo a diestra y siniestra.

La primer medida de Hitler en Francia fue la de confiscar las estilográficas. Todo el que tenga más de dos libros en su casa es sospechoso ¿recuerdan? todo científico es demoníaco. Para justificar esta actitud se dice que Jesús nunca escribió -salvo una vez, sobre la arena- a la mujer adúltera. Sócrates tampoco escribió -pese a Carlos Saúl Menem que leyó sus ocho tomos-. Los regímenes totalitarios -y la democracia central de este momento lo es más que ninguno- han tratado o tratan (por el terror o como sea) de descalificar al pensamiento, a la ciencia, a la cultura. Boris Karloff es el ministro de cultura de Estados Unidos.

Esa vasta sociedad anónima que integran los filósofos de verdad, agrupa a seres casi siempre subterráneos e impopulares, y esto cabe para los científicos en general, que perciben, a veces, tal como cristos desclavados y andantes, un sueldito en el CONICET. Y encima son plagiados, pero, como decía un amigo mío, nadie llama a un patrullero cuando descubre que lo han plagiado.

Ya en su tiempo, Jacques Monod (3) decía que la antigua alianza está rota; que el hombre sabe ahora que está solo en la inmensidad indiferente del Universo, en el cual ha emergido por azar. Igual que su destino, su deber no está escrito en ninguna parte y a él le toca escoger entre el Reino y las tinieblas.

¿Ciencia versus cultura?

Como siguiendo este razonamiento, la cuestión ya no es más ciencia versus cultura, los globalizadores no sólo impiden que la gente escriba y tome decisiones (los chicos no entienden lo que leen) sino que la investigación científica -salvo la dedicada al armamentismo- tampoco puede escapar a las dificultades.

No ya desviando la atención hacia teorías confusas, cuestión usual, por ejemplo, en los tiempos de W. James (4) y su pragmatismo, sino cerrando el grifo de las inversiones en la investigación científica no ligada al armamentismo.

Marie Curie (5), otra desterrada de la memoria, escribía en sus buenos tiempos que nuestra sociedad, donde reina un áspero deseo de lucha y de riqueza, no comprende el valor de la ciencia. Ni los poderes públicos, ni la generosidad privada conceden actualmente a la ciencia y a los sabios el apoyo y subsidios indispensables para un trabajo plenamente eficaz.

Y ella hablaba como científica y como mujer. En una película de María Luisa Bemberg -Miss Mary- un representante de la oligarquía argentina expresaba que a las mujeres no hay que educarlas, sino darles mucha religión, meterles mucho miedo con lo del pecado.

Los medios masivos, la seudociencia y el arte toman entonces ese camino antiprometeico, comercial, estúpido, siniestro.

Viene a cuento aquello que formulaba John Ziman (6) acerca del inquietante éxito de la consigna: saber cada vez más pero de menos cosas. Ciertos filósofos tienden a convertirse en una especie de periodistas cajetillas que saben cada vez menos pero de más cosas, y allá van los sesudos, ocupando espacios de TV o de distintos medios comerciales. Quienes sufrimos de argentinitis conocemos bien a estos loritos parlanchines.

Y como añadía Wagensberg (7), estas tendencias tienen un límite patético; saber todo de nada -o sea nada- o bien saber nada de todo, o sea igualmente nada. Nos preguntamos cuándo se hartará la gente de consumir tanta chatarra intelectual y además, de temerle a la verdad. Una de las cosas de las cuales se jactaba Prometeo era la de haber infundido en el pecho de los hombres el ansia de libertad, quitándoles el temor. La liberación de Prometeo se halla de nuevo sobre el tapete y parte de una consigna: pensar con libertad y nunca aceptar que venga un lenguaraz a explicarte la realidad de acuerdo a su visión.

La Cultura Griega y la de los Pueblos Originarios

Prometeo era griego pero hubo prometeos de todas las nacionalidades. Goethe veía a los griegos forjando el sueño más hermoso de la vida, y tal cosa, si fue y es así ¿cómo se explica que actualmente se los descalifique en aras de enarbolar filosofías/religiones orientales –como ocurre con el “Nuevo Paradigma de la Ciencia” de Capra (8)y otros “científicos” – si dichas religiones han sido iguales o peores aún que las occidentales y que han encadenado a más prometeos que nadie?¿Alguien tiene idea de los giordano brunos que han sido quemados o muertos por las inquisiciones orientales, por no ser budistas, mahometanos, hinduistas, etc.? Y con esto no quiero dar pasto a los leones, tipo Huntington (9), quien vulgarizaba el actual conflicto global diciendo que se trataba de un choque de civilizaciones y que la más terrorista era la mahometana.

¿Es necesario repetir que somos, en parte, herederos de la cultura andina y mexicana, pero especialmente de la griega, que ilumina todas las épocas, que constituye un ansia de libertad (no ya la libertad en sí, porque admitía la esclavitud) sino aquella desde la que han extraído sus cosas el Nuevo Testamento (Cristo era aristotélico), Virgilio, Cervantes, Quevedo, Shakespeare, Pushkin, Camoens, el pensamiento maya e incaico como bien lo hubo de reflejar Rodolfo Kush? Nadie desprecia la cultura oriental, sino que los despreciables son los mercaderes que la trafican para encadenar bien a Prometeo.

La filosofía de la libertad, un viejo sueño

Luciano (10) trató el tema de la libertad, presente en él como estaba aquella efervescencia de los esclavos peleando junto a Espartaco, cuya derrota permitiría luego el surgimiento de Cristo. Luciano no creía en la fuerza de los esclavos e inclusive se sonreía ante su ingenua fe explotada por embaucadores como Peregrinus (11). Tertuliano (12), contemporáneo de Luciano, veía en Prometeo la imagen de Jesucristo. Pero uno y otro, sin coincidir ni complementarse, actualizaron en esa época un tema que expresaba el descontento real de las masas esclavizadas por invasiones, por deudas o por los sistemas. Si tenemos en cuenta la afirmación de Federico Engels en el sentido de que todos los elementos que produjo el proceso de disolución del mundo antiguo fueron seducidos por el centro de atracción del cristianismo, es fácil comprender por qué los cristianos primitivos identificaron a Prometeo con Cristo.

Es claro que un Prometeo cristiano no podía jugar el papel de ladrón del fuego sagrado y por lo mismo quedar en la otra cruz. Cristo era el legítimo dueño del fuego y no podía robárselo a sí mismo.

Casi contemporánea con Esquilo (13), la filosofía Griega, en la que Tales de Mileto (14) -el único filósofo de verdad, de los que yo conozca, que haya ganado plata, y lo que es más, comprando cosechas de aceitunas- fue, desde su nacimiento, fundamentalmente materialista. El hecho de haber nacido en las costas jónicas, costas de piratas y comerciantes de ultramar, aventureros de toda laya que iban y venían ¿no nos está diciendo que es precisamente allí donde el comercio florecía, el desarrollo artesanal era mayor, el lugar indicado para el nacimiento de los milésicos? Los barcos mercantes que comerciaban con oriente o con las costas italianas y españolas, traían y llevaban, además, ideas, escritos, papiros, códices, tablillas, libros. Cada comerciante, desde entonces, sabe más historias que las de las mil y una noches. Podemos resumir diciendo que los griegos no tomaron de oriente sólo su filosofía, ni su ciencia, sino también su fantasía. Pero, junto con el mercantilismo, recibieron de Egipto y de Babilonia la matemática, la cosmología y la indagación del hombre acerca de sí mismo..

Los descubrimientos se producen antes que la necesidad de utilizarlos

La utilización del papiro en la escritura tuvo una significación parecida a la invención de la imprenta. Werner Jaeger (14) decía que en ese momento asistimos al nacimiento de la filosofía científica. Esta es, tal vez, la hazaña histórica de Grecia. Verdad es que su liberación de los mitos fue sólo gradual. Pero el simple hecho de que fuera un movimiento espiritual unitario, conducido por una serie de personalidades independientes, pero en íntima conexión recíproca, demostraba ya su carácter científico y racional.

La concepción del mundo por los griegos era amplia y tan genialmente avanzada, que tuvieron que pasar muchos siglos para que la filosofía, desvinculada por los oscurantistas de las ciencias naturales y constituida en logos puro, recuperara su verdadero camino. No obstante, hubo una línea de Platón (15) -idealista- y otra de Demócrito (16) -materialista-.

En cuanto teoría que sintetiza los progresos de las ciencias naturales, que lucha contra la religión y la mística, el materialismo ha sido en general la visión del mundo de las clases avanzadas, revolucionarias, interesadas en el progreso social y científico. Los sueños y las fantasías son más reales que todo el discurso legitimador de las clases dominantes y esos sueños y fantasías han sido bandera de los prometeos, de los libertadores. Toda ciencia, y en especial la física, como ya hemos dicho, ha sido y es en cierto sentido ciencia-ficción. Y si no, veamos cuánto de ficción tiene la teoría cuántica, y cuánto de libertad ha conseguido.

Vivimos una época más problemática que afirmativa. Hemos señalado y señalaremos los problemas que han traído los nuevos adelantos científicos, sobre todo el ciberespacio en manos del bloque dominante. El tiempo de la computadora incluye horarios, una nueva orientación temporal y junto a ella una nueva imagen del futuro. La “era del progreso” está a punto de abrir paso a la era de la simulación. La nueva visión simulada del futuro se incorpora a los apetitos prometeicos de la era anterior del tiempo, aquella que rechazaba las restricciones que lo encadenaron a la conciencia histórica y lógica. La nueva visión ya no considera al futuro como algo que se desarrolla de una manera lineal, estricta, estirada a lo largo de un plano histórico. En lugar de ello, es algo que se reprograma continuamente para adecuarse a las necesidades transitorias de la realidad emergente. Los términos históricos como destino e inevitabilidad que tanto habían dominado el pensamiento de la era del progreso están siendo reemplazados por términos que hablan de la geometría fractal, de la teoría del caos (17). La nueva imagen del futuro concibe la realidad como un gran receptáculo de información, de un caos.

Todavía, sin embargo, tanto en la mecanocuántica como en la organización a nivel del gigamundo, se utilizan conceptos e ideas correspondientes a otro marco, lo cual hace ilógico el discurso. A parte de ello, nada existe como absoluto, por sí mismo, al margen de su vínculo con lo demás; tampoco la práctica.

Quizá en la idea de la autopoiética y de que todo está gobernado por todo se halle una parte del problema y de la solución, la búsqueda del infinito que a lo peor esté montado sobre nuestras narices. Ya Espinosa (18) decía que la Naturaleza es causa sui. Pero en el gigasistema o sistema de todos los sistemas no existe la homogeneidad y está claro que el movimiento -siempre hacia un objetivo- se produce a partir de una estrategia situada en las zonas de mayor complejización orgánica. Todo sistema posee su cabeza, su memoria y su sistema nervioso.

Habría que preguntarse, asimismo, si la realidad puede ser abarcada totalmente por el pensamiento. Y si lo impensable de hoy puede ser pensable mañana. Las realidades virtuales, por ejemplo, constituyen un momento problemático, dentro del autoconocimiento del sistema. Esto quiere decir que en la etapa actual del conocimiento, se pone el acento no sólo en las cosas o no tanto en las cosas, sino fundamentalmente en su problematicidad. Los problemas insolubles son ociosos -decía Francisco Romero (19)- pero ¿quién determina qué es lo insoluble o lo no insoluble, lo ocioso o lo no ocioso? Muchos descubrimientos e invenciones fueron utilizados bastante después de ser inventados.

El enfoque correcto o incorrecto puede llevarnos a soluciones o a confusiones. Decíamos antes que en el análisis del gigamundo o en el de la mecanocuántica se utilizan conceptos e ideas correspondientes a otro marco, lo cual hace ilógico el discurso, o cierta parte del discurso.

Se piensa con coordenadas y velocidades a escala media, o se indaga hacia lo ultrapequeño o hacia lo mundial con medidas, lenguaje e instrumentos confeccionados para escalas medias.

Además, no tiene sentido indagar acerca de la órbita de algo que no describe órbitas -caso de las partículas-. Pero quizá podamos, a nivel sistema de la materia, preguntarnos acerca de su órbita. Si decimos que un electrón que posee un impulso X debería hallarse en un lugar K, podría caber entonces la pregunta acerca de en qué lugar se hallará el gigamundo que posee un impulso X.
Tanto en la teoría cuántica de campo como en la teoría sistémica (esta última mucho menos elaborada) no tiene sentido preguntarse acerca de en qué punto del espacio tiempo relativista se encuentra una forma de la materia u objeto.

Naturalmente que aquellos interrogantes y muchísimos otros, tanto en una microgeometría cuanto en una hipergeometría a crearse, no poseerán validez lógica si aplicamos predicados que no casan con los sujetos. Es como buscarle ruedas a un elefante y al no hallarlas, declarar que es inobservable.

El fin de la historia y el confín del mundo

Usualmente ciertos relatores, ciertos cosmólogos, físicos y filósofos conciben el confín del mundo como un punto alcanzable en línea recta viajando a través del espacio durante un tiempo. En realidad, tal confín del mundo o límite del sistema materia quizá se halle entre nosotros, en el medio correspondiente a este sistema materia. Es probable que tal sistema materia posea no solamente un entorno sino también un antisistema.

Por cierto que para describir este modelo no podemos ajustarnos a la estrechez del determinismo laplaceano. Debemos acudir a los conceptos de probabilidad y posibilidad potencial. En esta organización sistémica de la materia, los fenómenos no surgen y varían de manera absolutamente independiente de otros fenómenos, pues la correlación de sus indeterminaciones (al igual que en la física de las micropartículas) no es resultado solamente de la limitada capacidad de conocimiento del hombre sino también producto de su estructura compleja. Por sus propiedades físicas, la materia a nivel sistémico posee fenómenos conocidos y desconocidos y seguramente una estructura sistémica cualitativamente distinta. Así como se ha establecido que el electrón no constituye una simple partícula-bola, es muy probable que los fenómenos a nivel sistémico conjuguen propiedades nuevas. Inclusive pudiera ocurrir que el gigamundo que tenemos ante nosotros y en el cual vivimos sea parte correspondiente al cuerpo de un universo (o de varios) muchísimo más vasto o con otra estructura.

En este entendimiento, la aparición del hombre como fuerza auxiliar del medio había de ser una necesidad, en el preciso momento en que este medio se encontraba incapacitado para emprender una nueva etapa en la formalización de la materia, es decir, para entender su propia lógica, para pasar a un nuevo sistema. El hombre podía actuar desde afuera del sistema o ser un intermediante entre el sistema y el medio. Espinosa decía que era la Naturaleza y no el hombre quien permanecía alienada.

El planteo del extrañamiento del hombre se hallaría cabeza abajo, el vacío que llenó el homo sapiens se referiría a su capacidad reflexiva y creadora, indagadora y cognoscente de la cosa en sí. Ninguna sumatoria de elementos puede llevarnos a la esencia, y es como si sometiéramos al universo o al hombre a un mismo análisis.

Las investigaciones actuales en los diversos campos de la ciencia refirman el comportamiento de todas las cosas por paquetes (o cuantos) y bandas, en determinados tiempos y en forma sistémica. Los sistemas se mueven -mientras son- dentro de ciertas cantidades, bandas y tiempos. Los grados de libertad de que gozan se refieren a esas bandas, y si un elemento de tales sistemas o el sistema mismo se excede o excede sus bandas, cambia de identidad o muere. La noción de espacio, campo, se entiende dentro de esos parámetros, por lo cual el concepto de nexo causal adquiere otra dimensión. Pero la definición esencial de las cosas y procesos permanece dentro de esa caja negra de la que hablan algunos científicos.

Black Box

La caja negra, como antes decíamos, quizá no exista. La clave acerca del problema del infinito y de las fuerzas fundamentales es más que probable resulte relacionada con la mediación del ciberespacio. De todas maneras, cabe recordar que la existencia de cajas negras o de regiones desconocidas pertenecen a la visión humana del mundo, que casi siempre anexa el infinito a su ignorancia o a su propia aspiración de inmortalidad individual.

Precisamente, el sentido de la vida quizá esté lejos de aquello que imaginan los aspirantes a una inmortalidad y creyentes de su prosapia divina o de la trascendencia mágica de sus actos. Sin caer en ninguna clase de escepticismos, es casi seguro que la existencia humana no tenga ni el sentido ni la trascendencia (entendida como categoría filosófica o teológica) que las aspiraciones de inmortalidad del homo sapiens burgués le atribuye. Es cierto que ni el libreto ni el proyecto del mundo le pertenecen, pero quizá no pertenezcan a nadie o pertenezcan a todos o al todo.

Se habla de la muerte del hombre en términos apocalípticos, pero lo cierto es que todos los descubrimientos realizados en medicina espacial y en el terreno de la biología apuntan a una prolongación de la vida humana. Estos hechos se contradicen con el actual sistema socioeconómico, que desecha a las personas en aras del desarrollo de una economía apátrida y ahumana.

Es evidente que los avances científicos en este terreno son premisas -como ya señalaba Condorcet(20) hace doscientos años- para el surgimiento de una sociedad de hombres longevos habitando un mundo mejor que éste.

Sin embargo, como decíamos antes, la Naturaleza enfrenta una disyuntiva parecida a la que ocurrió con el nacimiento del homo sapiens, pues nuevamente no puede equilibrarse por sí misma y tampoco puede ahora acudir al hombre-mercancía para hacerlo, pues el metabolismo de éste -como miembro del sistema social que le es propio- la desequilibra irremediablemente, por lo que la agudización de la entropía choca más que nunca contra el principio conservacionista.

Pero no solamente eso: cualquier sistema (y cualquier elemento) para conservar su identidad tiene que afirmar su metabolismo, por lo que aparece en una lucha irreconciliable con su propia Naturaleza. De ello podría desprenderse que el próximo cambio social no se basará solamente en una remoción del sistema sino también en un cambio cualitativo del elemento humano.

Es evidente que a medida que crece la entropía, los nexos entre las personas y de éstas con las cosas adquieren un grado de abstracción cada vez más elevado, hasta parecerse mucho a la definición del concepto de concreto teórico.

Pero el nexo fundamental entre los hombres y de los hombres con el sistema y su medio ya no será ni el trabajo abstracto, ni el mercado, ni el valor de la mercancía, ni el dinero. El nexo pasaría a ser, principalmente, la información-mercancía. Esto en una primera etapa, pues en una segunda la información sería tan accesible y barata que no resultaría mercancía.

La ley del valor, reguladora de la producción capitalista y su sucesora, la ley de la información

La ley del valor es la reguladora de la producción capitalista, su gran nexo. Con el desarrollo de la informática, ésta –la informática- se transformará gradualmente en la reguladora de la producción, por lo cual bien puede hablarse de una ley de la información que será sucesora de la ley del valor, y esta ley de la información se basaría en el conocimiento y en la fantasía creadora, en el reencuentro del hombre consigo mismo. La gran lucha actual, a nuestro modo de ver, es ampliar y democratizar constantemente el ciberespacio –debemos establecer zonas liberadas en los medios de comunicación masiva- como una de las premisas para poder liberar a Prometeo de la discontinuidad propia del sistema social capitalista. Precisamente, a eso tendía la aprobación de la ley de medios en Argentina, aunque lamentablemente no ha podido cumplimentarse porque las fuerzas populares aun son débiles y la “justicia”responde en general a los intereses más concentrados.

En esos términos, probablemente, el ser humano que quizá suceda al homo sapiens, no será, como muchos creen, un tonto inalámbrico. Tendrá una visión mucho más rica y profunda de la realidad. No se sabe si inventará alguna utopía, pero el crecimiento de una información precisa le llevará a asistir al fin del mercado y al triunfo de un socialismo científico. Esencialmente, él ya no se hallará en la base de la producción, sino en la base de la información. Ello implicaría el fin del fetichismo de la mercancía y un retorno a las relaciones concretas con la Naturaleza -pero en otro plano, mucho más elevado y abstracto- y a la gradual sustitución del nexo esencial del valor de la mercancía y el mercado, reemplazado principalmente por un nexo a través del ciberespacio. Desaparecería la discontinuidad y el homo sapiens no asistiría al fin de la historia, sino al fin de la prehistoria. El medio no eliminará al ser humano, sino que eliminará violentamente al principio legitimador del viejo sistema, eliminará la contradicción fundamental de esta vieja sociedad. Acecha desde el futuro a partir de los nuevos principios de legitimidad que pugnan por legalizarse, habida cuenta que el sistema capitalista ya no puede resolver ninguno de los problemas actuales. Así lo indican numerosos indicios como lo son -por ejemplo- aquellos que la sociedad prepara para sucederse a sí misma. La globalización, que pese a sus maldades actuales abona el camino para el futuro internacionalismo, la probable sustitución del vínculo esencial (el capital) por el vínculo de la información y la solidaridad, la creciente longevidad humana, los logros de la ciencia en los diversos campos, la creciente liberación de las mujeres, la libertad sexual, en fin, todo indica que, pese a las dificultades actuales, el porvenir es venturoso. El ser humano se prepara para abordar al cosmos y poblarlo -entre otras grandes tareas- pero sólo podrá realizarlas a través de un tipo nuevo de relación personal y de personas, con una nueva cooperación a gran escala en un esfuerzo común imposible de realizar sobre la base del actual sistema capitalista.

Notas:
1) Juan Antonio Salceda, Prometeo (El Humanismo del Mito), 1953, Bibliot. Bernardino Rivadavia, La Plata, Arg.
2) Lakatos Imre (Imre Lipschitz), La Metodología de los Programas de Investigación Científica, Alianza, Madrid, 1993
3) Monod Jackes, Le hasard et la nécessité. Essai sur la philosophie naturelle de la biologie moderne, Paris, Le Seuil, 1970
4) James W.Pragmatismo: un nuevo nombre para viejas formas de pensar. Madrid: Alianza.,2000
5) Marie Curie, Wojciech A. Wierzewski, "Mazowieckie korzenie Marii"
Un. De Warz., 1998
6) Ziman John,(1994): Prometheus Bound. Science in a Dynamic Steady State, Cambridge, UK, ...(2000): Real Science: What It is and What It Means, ...
arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/article/.../326
7) Wagensberg Jorge, prólogo a Galileo Galilei, Balcells, Barcelona, 1996
8) Capra Fritjof, El tao de la física, Alianza, Madrid, 1998
9) Huntington Samuel, El choque de las civilizaciones, Foreign Affairs, 1993
10) Luciano de Samosata, Obras compl., T 1, Madrid, Gredos, 1997
11) Peregrinus, Res publica oppressa, prol. De José María Arbizu Echegoyen, ed. Complutenses , Madrid, 1997
12) Tertuliano (Quinto Septimius) Acerca del alma, Textos latinos, Madrid, 1999
13) Esquilo, (en griego antiguo: Αισχύλος, Aiskhúlos) (Eleusis, 525 AC–Gela, 456 AC), es considerado como el creador de la tragedia griega.. Fragmentos. Testimonios. Madrid,:editorial Gredos, 2008. Tragedias: Persas. Siete contra Tebas. Suplicantes. Agamenón. Coéforas. Euménides. Prometeo, Madrid: Editorial Gredos, 2002..
14) Tales de Mileto, Álgebra. (Dr. Aurelio Baldor, 1985. Ed. Ediciones y Distribuciones CODICE, S.A., Madrid).
15) Platon (2003). Diálogos. Obra completa en 9 volúmenes. Editorial Gredos Madrid.
16) Democrito, Novack, George 1977. Los orígenes del materialismo. Bogotá: Editorial Pluma
17) Teoría del Caos. Sobre Ilya Prigogine y la teoría del Caos ver (en castellano): Enciclopedia Temática Guiness, Barcelona, Folio ed., 1994,
18) Baruj Spinoza o Benedicto Espinosa. Las obras completas de Baruch Spinoza, incluido su epistolario y las biografías que se compusieron sobre él, han sido traducidas al español (Madrid: Alianza Editorial, 2003).
19) Romero Francisco, Revista Cubana de Filosofía. La Habana, julio-diciembre de 1951 Editado por la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación La Habana , Cuba
20) Condorcet Nicolás de: Esquisse d'un tableau historique des progrès de l'esprit humain (posthume, 1795).Encyclopédie de l’agora, Accuil, 2009

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