27 de marzo de 2008

Maldita Piedad

OCTAVIO QUINTERO

Cuando tenemos problemas graves en la casa con frecuencia la emprendemos a patadas contra el gato del vecino.

La presidenta del Senado, Nancy Patricia Gutiérrez, la emprendió contra la senadora, Piedad Córdoba, dizque por estar desprestigiando a Colombia en el exterior.

Vaya baladronada. Nadie con buen juicio y honradez mental negaría que entre quienes más han desprestigiado al país en el exterior están esos 60 parlamentarios ultrauribistas que se encuentran enjuiciados por la Corte Suprema de Justicia por parapolíticos, con todo lo que ello significa en el contexto de unos criminales que se apoderaron del país a sangre y fuego; que corrompieron la política para hacerse elegir y hacer elegir al elegido de sus protervos fines; que se apoderaron del presupuesto público y la burocracia oficial; de la justicia y del patrimonio de millares de campesinos y pequeños empresarios agrícolas y pecuarios que hoy deambulan por las ciudades en busca de misericordia pública y justicia social.

Esos sí, señora presidenta del Senado, debieran responder por la mala imagen de Colombia en el exterior; no la senadora Piedad Córdoba que con sus valerosas denuncias y denodada lucha, solo busca que organismos y líderes internacionales nos ayuden a encuadernar el país que usted y sus secuaces han hecho trizas.

Aparte de esa hecatombe parlamentaria, desde esta columna emplazo a la presidenta del Congreso a que responda:

¿Qué ha desprestigiado más a Colombia en el exterior: las denuncias de la senadora Córdoba o esos burdos embajadores nombrados por el presidente Uribe, como en Chile como en México, que hoy le sacan el bulto a los estrados judiciales?

¿Qué ha desprestigiado más la imagen externa del país: la lucha que la senadora tuvo que emprender en el exterior porque aquí se le agotaron las instancias y le cerraron las puertas, o las irresponsables sandeces del nefasto asesor José Obdulio que nos lanza a todos los de la oposición a la condición de amigos y compinches de las Farc, y de paso terroristas, a tal punto que las más prestigiosas organizaciones de Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario, han tenido que pedirle al presidente Uribe que tome distancia frente a semejante irresponsabilidad pública?

¿Será que la soledad de Colombia en el exterior se debe a las denuncias del Estado mafioso de que habla Piedad, o a la casandra que ocupa la cartera del Ministerio de Defensa que pregona la guerra por doquier?

Tal vez, quién quita, que por culpa de Piedad todos los países latinoamericanos censuraron la agresión de Colombia a Ecuador y de paso quedamos solos como Mambrú haciendo la guerra contra unos insurgentes en términos que degradan más que enaltecen al Estado al hacer uso de prácticas propias, esas sí internacionalmente reconocidas como Terrorismo de Estado.

Quizás, por culpa de Piedad, la caza de Reyes en la vecindad nos ha develado un conflicto internacional que el propio gobierno insiste en desconocerlo internamente, lanzándonos a una “guerra fría” de la que se solazan los halcones de Washington

Es la senadora Piedad, lo dice la primera autoridad del Congreso, la culpable de nuestro desprestigio internacional y no la incalificable insensatez de justificar el pago de 5.000 millones de pesos a un asesino que le entrega la mano de su víctima a las autoridades como prueba de su hazaña

¿Considerará alguien con buen sentido que desprestigia más al país las denuncias de Piedad que las prácticas del paramilitarismo para exterminar a sus víctimas, despresándolas y arrojándolas a los ríos; haciéndolas picar de culebras para que sus muertes aparecieran como accidentales; enterrándolas al boleo en fosas comunes, en lo que ya se califica con rigor como una “catástrofe humanitaria” que está cerca de superar el holocausto judío de la Segunda Guerra Mundial?

Yo creo que si a alguien tiene que cuidar con esmero este gobierno es a la senadora Piedad Córdoba, no por un arranque de humanidad de que adolece como se aprecia en casos tan extremos como los de los secuestrados con Ingrid Betancourt a la cabeza, como debiera ser, sino por la necesidad que tiene de seguirle echando patadas al gato del vecino.

oquinteroefe@yahoo.com

27 – 03 - 08

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