4 de enero de 2009

La culebra está viva

OCTAVIO QUINTERO
04 – 01 – 09

Muchos colombianos de buena fe; otros compelidos por las armas de los paramilitares y una clase dirigente, tanto en el campo político como económico, cansada de la ineptitud del gobierno de Pastrana, eligieron en el 2002 como presidente a Álvaro Uribe para que en cuatro años acabara con las Farc, según lo prometió.
No pasó un año sin que el elegido empezará hablar de que cuatro años eran poco para entronizar hasta el fin de los tiempos su política de seguridad democrática. Entonces, con las artimañas que ya son del dominio popular, consiguió la reelección, ya no con tantos votos de buena fe sino con la más inmensa mala fe que colombiano alguno de los presidentes elegidos haya desarrollado para usurpar el poder y entregárselo a los influyentes grupos económicos y financieros, tanto nacionales como extranjeros.
La prepotencia de Sarmiento Angulo, cabeza del grupo bancario más grande del país, al ordenarle al Presidente desde su pulpito de Anif, en poco más de un mes, primero, una emergencia judicial; segundo una emergencia social y tercero, la liquidación de la noche a la mañana de DMG, órdenes que el elegido acató sin chistar, ejemplifica bien el pequeño círculo de poder que se ha apoderado del Estado colombiano.
Y, “Oh gloria inmarcesible”… En las primeras horas del 2009, tras convertir a Colombia en un campo de batalla y a su gente en un cartel de sapos; tras invadir un país y pelearse con todos los vecinos; ponernos a liderar la no muy honrosa tabla de violadores de los Derechos Humanos y ene mil vergüenzas más, Uribe salta a decir que “la culebra (de las Farc) esta viva”.
No se requiere mucho esfuerzo mental para darnos por notificados que el culebrero nos está insinuando que requiere un tercer mandato para acabar con las Farc, ese demonio en el que se congregan todos los males del país.
Ya lo dije en columna reciente, que me gustaría ver a Uribe morder el polvo de la derrota en el 2010. Deseo intensamente que recurra a cuanta tramoya quiera para poder estar en la contienda próxima. Lo deseo por varias razones:
1) Porque si se nos va con su artificiosa aureola de hoy, hasta altar le levantan sus prosélitos.
2) Porque, paradójicamente, su candidatura destrozaría más al uribismo que cualquiera de las tenues y débiles figuras que se insinúan en el Polo, para no hablar del partido liberal porque, ese, ya da grima.
3) Porque quiero ver el despertar del último pueblo de Suramérica que todavía soporta al cuello sin chistar la esquela del neoliberalismo.
4) Porque si a pesar de todo, el pueblo colombiano lo reelige, es porque necesita más Uribe; más látigo, para que sienta el castigo y se levante con ímpetu de la castración mental a que está siendo sometido…
Y muchas otras razones más que dejamos en la mente en aras de la brevedad.
Confieso que esta nota sale de la más profunda aversión y repugnancia que siento por ese ministro de Salud Pública y Seguridad Social. Yo no se cómo lo soporta el pueblo colombiano que parece enyerbado, a la manera de esos cabrones en que todo el mundo sabe de las impúdicas andazas de su mujer, menos él.
Este pueblo colombiano parece un cachón de verdad. Cómo puede soportar a semejante inepto dirigiendo las dos necesidades más sentidas de la población: la salud y el trabajo. En este último campo ha salido a dar grotescas explicaciones sobre el atraco que el gobierno acaba de cometer a los trabajadores con el incremento del salario mínimo. Y en el campo de la salud, salta la tapa: una encuesta divulgada por el diario El País, de Cali, indica que todas las Empresas Prestadoras de Servicios de Salud en Colombia (EPS), están conformadas por una caterva de corruptos que han convertido la salud en el más vil negocio de mercado libre. Una de ellas, la Clínica del Country, acaba de dejar morir a las puertas a un estudiante de periodismo dizque porque no hay ley que ordene a sus empleados salir a socorrer a un herido de muerte que se arrastra a su entrada.
Y en este país ese ministro sigue ahí. Y sigue ahí porque también sigue ahí su jefe: el presidente Uribe. Esa es la cuestión. No le busque más. Y que nos demos cuenta, es la razón de la lucha que tenemos que librar. Todo lo demás, son arandelas.

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