15 de marzo de 2006

Mejor solo que mal acompañado

La crónica de Octavio

MEJOR SOLO QUE

MAL ACOMPAÑADO

¿Quiénes ganamos? Preguntaban otrora los manzanillos. Quizás hoy también. Lo cierto es que el resultado de las elecciones del pasado 12 de marzo tiene muchas lecturas, y ahí sí, como dicen, dependiendo del cristal con que se mire, todos ganaron.

Ganó Uribe, porque la composición del Senado le arroja una mayoría absoluta del 70 por ciento aproximadamente. Esto le permitirá tramitar en el Congreso, al menos en el Senado, cuanta ley y reforma constitucional le provoque; entre otras, el Tratado de Libre Comercio (TLC), junto con una nueva reforma tributaria y un acto legislativo que le recortará transferencias nacionales a los departamentos y municipios.

Ganó Juan Manuel Santos, el hábil ex ministro que ha logrado colarse en todos los gobiernos de la apertura económica hasta llegar a ser, hoy hoy por hoy, el alter ego de Uribe. En menos de cuatro meses le organizó un partido (la U) que resultó ser el más votado de las pasadas elecciones. Pero, ¡ojo! Según la división de hecho que reinaba en el liberalismo, la U tenía en el Congreso que termina 19 senadores. Ahora, como partido propio, pasa a 20. ¿Cuál, entonces, fue el triunfo? Como dicen por ahí, una sola golondrina no hace verano. Otra pregunta pertinente es pensar ¿qué tan ganador es Santos? Y responder con el vulgo cuando dice… “averígüelo Vargas”, que debemos tomar literalmente, pues, Vargas Lleras, su rival directo en los afectos del presidente Uribe, no se va a quedar de brazos cruzados. Los que no se quieran perder ni un detalle de esta pelea de delfines-nietos, es mejor que vayan alquilando balcón desde ya.

Ganador el Partido Conservador, porque se ubicó en el segundo lugar de los más votados, cuando todos los analistas no daban un peso por la suerte del conservatismo. ¿Qué tan ganador?... discutible. Sus propios militantes saben que han pasado de tener 29 senadores en la legislatura que está concluyendo a 22, contando los cuatro que salieron por el equipo Alas Colombia. Es decir, el conservatismo en la última suerte electoral, termina de place, pero perdiendo 7 curules. Es lo que se conoce como victorias pírricas. Otro dato que no dejaría dudas sobre lo discutible de la victoria que cacarea Holguín Sardi, sacando pecho y estirando cuello, es que de 18 representantes a la Cámara por Bogotá, el conservatismo apenas alcanza una curul. ¿Puede considerarse triunfador un partido que logra el segundo lugar en votación general y el último en representación por la ciudad capital?

El gran perdedor

Todos dan al Partido Liberal como el gran perdedor. ¿Pero, puede considerarse perdedor un partido que en la legislatura que termina sólo cuenta con 13 senadores y pasa a 17; y que arranca con 33 representantes cuando la que termina sólo cuenta con 17? No, definitivamente no. Quien quiera saber dónde están los votos liberales, bien puede sumar los votos de la U, Cambio Radical y Partido Liberal para que se asuste, aunque yo prefiero seguir creyendo que esa división será por siempre y para siempre amén y que lo que ha nacido en las pasadas elecciones es un liberalismo real que va del centro a la izquierda sin mescolanzas ideológicas ni compañías incómodas.

No estoy proponiendo un consuelo de tontos. Estoy mirando la cruda realidad y pensando en que ciertamente tenía razón aquel que dijo que es mejor andar solo que mal acompañado.

No hay comentarios: